Cepsa prima los sondeos y el gas en su estrategia

Multiplicar por 24 la contribución de las actividades de exploración y producción de crudo a los resultados operativos del grupo y una apuesta decidida por la entrada en el mercado del gas natural, que incluye un acuerdo con la argelina Sonatrach para el posible desarrollo de un segundo gasoducto submarino entre aquel país y España son dos objetivos prioritarios en la nueva estrategia de Cepsa. La segunda petrolera española, que ha cerrado 2000 con unos resultados de 349 millones de euros (unos 58.000 millones de pesetas), que suponen un crecimiento del 37% sobre los del ejercicio precedente, está llevando adelante su nueva estrategia con un plan quinquenal de inversiones, 2001-2005, de 2.780 millones de euros (unos 462.000 millones de pesetas).

Cepsa, tras la fusión de los grupos franceses Total y Elf en 1999, que tienen una participación mayoritaria en su capital, ha logrado conservar su independencia en la gestión y ha visto además reforzado el apoyo -con tecnología y personal especialiazad- del nuevo gigante petrolero europeo a su área de prospección y explotación de yacimientos de crudo.

Cepsa no posee grandes reservas de petróleo ni tiene dimensión suficiente para competir en prospección y explotación con los grandes grupos multinacionales. Sus refinerías y su industria petroquímica depende de las importaciones. La nueva estrategia del grupo presidido por Carlos Pérez de Bricio, consciente de estas limitaciones, pasa por acudir a proyectos que por su tamaño no atraen a los grandes grupos, como es el caso de la modernización de algunas explotaciones (reciente se ha adjudicado un gran proyecto en Irán) a cambio de petróleo, por acudir a concesiones de exploración y producción en colaboración con otras compañías y, sobre todo, por incrementar la producción de sus campos del norte de África.

En Argelia explota desde 1996 el yacimiento RKF, con una capacidad de producción de 20.000 barriles al día y unas reservas recuperables estimadas en 100 millones de barriles de crudo ligero. Su gran baza en este mercado es, sin embargo, el yacimiento de Ourhold, colindante con el anterior y de reciente descubrimiento, que es uno de los más importantes de Argelia. Sus reservas se estiman en 1.100 barriles para el conjunto de los socios, entre los cuales Cepsa tiene la mayor participación, el 39,75%. La licencia de explotación concedida en 1999 por el Gobierno argelino autoriza un nivel de producción de 230.000 barriles diarios, y la fecha para el inicio de la misma es a finales del próximo año. La compañía española tiene también algunos contratos de exploración en Colombia y Guatemala.

El otro gran desafío para Cepsa es el gas, un mercado en el que lleva muchos años deseando entrar y confiando en una liberalización anunciada por el Gobierno de Aznar y que no acaba de producirse. Su intención es acudir a la segregación de Enagas si el precio es razonable, pero mientras ha decidido desarrollar esta actividad mediante la importación de cargamentos de gas natural desde Argelia para autoabastecimiento y con un proyecto de construcción, en colaboración con Unión Fenosa (que está presente en su capital), de una planta de generación eléctrica de ciclo combinado que operará con gas natural. Cepsa, que cuenta ya con cinco plantas de cogeneración eléctrica, comunicó hace unos meses a la Comisión Nacional de la Energía, en plena polémica sobre la falta de competencia en este sector, que desea hacerse con el control de un 10% del mercado eléctrico.

Junto a la entrada en estos nuevos proyectos, que deben aportar rentabilidad y sinergias operativas al grupo, y junto al esfuerzo inversor para reducir la elevada dependencia de las importaciones de crudo, Cepsa apuesta también por el reforzamiento del área de negocios petroquímicos. Tiene en marcha una inversión de 25.000 millones de pesetas para ampliar la planta de su filial Interquisa en San Roque (Cádiz) y acaba de suscribir un acuerdo con la canadiense Société Générale de Financement du Québec (51% del capital Cepsa y 49% SGF) para la construcción y posterior explotación de una planta en Montreal con una capacidad de producción superior a las 500.000 toneladas al año de ácido tereftálico purificado (la materia prima que se utiliza para fabricar fibras textiles, pinturas, film y botellas y envases reciclables). La inversión prevista para esta nueva planta, que va a ser construida por Dragados (un grupo cuyo capital también está vinculado como el de Cepsa al BSCH), alcanza los 42.500 millones de pesetas.

El grupo petrolero cuenta con otras tres filiales petroquímicas: Petresa (que es líder mundial en productos para la fabricación de detergentes biodegradables), Sertosa (fenol, acetona y otros productos) y Petrocepsa, que fabrica bencenos, toluenos o disolventes.

Refinerías

En el área del refino, Cepsa cuenta con tres instalaciones en España, con una capacidad de destilación de 20 millones de toneladas de crudo al año, que surten de productos al mercado doméstico a través de 1.760 estaciones de servicio en España y Portugal y de distintas filiales comercializadoras. Destaca su posición de liderazgo mundial en la comercialización de combustible para búques.