Los mercados, siempre atentos
La expectación ante cualquier palabra de Alan Greenspan sigue siendo inmensa. Los mercados suben o bajan según se adivine, tras el tono monocorde del presidente de la Fed, cuál es su verdadera opinión sobre las perspectivas económicas y si planea subir o bajar los tipos de interés del dólar.
Ayer, sin embargo, además de expectación hubo una clara hostilidad en parte de su audiencia. Greenspan se había acostumbrado a que todo fueran parabienes en sus comparecencias ante el Congreso. Pero desde que apoyó los planes de George W. Bush para reducir los impuestos, los demócratas han recordado que el responsable de la política monetaria es republicano e ideológicamente ultraliberal, y le tratan en consecuencia.
Alan Greenspan se había pronunciado, durante la campaña electoral, en contra de las bajadas de impuestos. Lo prioritario, decía, era dedicar el superávit a reducir la deuda. Tras la victoria de Bush, cambió de opinión. Consideró conveniente reducir la presión fiscal, con lo que no sólo se enemistó con los demócratas, sino que se extralimitó en sus funciones: su ámbito como banquero central es el monetario, no el presupuestario y el fiscal, que corresponde al poder politico.
Ayer, sometido a un interrogatorio implacable sobre sus tesis en materia de impuestos, Greenspan tuvo que dar un paso atrás y matizar sus palabras. Cuando apoyó la bajada de impuestos, dijo, lo hizo por razones técnicas. Si la economía entrara en recesión, sería mejor hacerlo con impuestos bajos. En su opinión, sería como un seguro, explicó el todopoderoso Greenspan, porque concedería mayor margen de maniobra a la política económica.
También rechazó el argumento central de Bush y de su secretario del Tesoro, Paul O´Neill. Ambos políticos insisten en que bajar los impuestos ayudará a evitar la recesión. El presidente de la Fed indicó que los efectos de una modificación fiscal serían perceptibles en un plazo largo de tiempo. Greenspan no quiso acortarlo, pero explicó que probablemente las consecuencias de esta medida no se verían hasta el año próximo, demasiado tarde en cualquier caso, como para incidir en las dificultades actuales.
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