Nostalgia en el patio
Escolares vizcaínos descubren en clase 40 juegos tradicionales recuperados por sus profesores
Un grupo de profesores de educación física del Duranguesado y Galdakao han rescatado del recuerdo 40 entretenimientos de siempre y los han recopilado en un trabajo de más de 250 páginas, redactado en euskera, que el Gobierno vasco ha homologado como unidad didáctica, Juegos tradicionales de los niños de Euskadi. Unos 1.500 alumnos de entre 6 y 12 años de ocho escuelas vizcaínas se benefician de este ensayo.
'Estos juegos trabajan mucho la socialización de los niños, porque todo el mundo puede participar. Jugando al truquemé puede ser tan bueno un niño cojo como cualquier otro', explica Lucas Zabala, coordinador de este proyecto didáctico y director del Colegio Público Unkina de Galdakao. El programa educativo parte de una experiencia similar ideada por un grupo de pedagogos catalanes.
Los educadores vascos pensaron que estos pasatiempos aprendidos de padres y abuelos resultaban mucho más enriquecedores que las solitarias partidas de Game boy que proliferaban en los patios de recreo y se propusieron animar los centros. Durante dos años, se juntaron los miércoles en un seminario impulsado por el Gobierno para recuperar el secreto de entretenimientos como la trompa, el hinque o el gato y el ratón. La labor didáctica resultó premiada con 400.000 pesetas y, previsiblemente durante este trimestre, será publicada dentro de la Colección de materiales curriculares de educación infantil y primaria que edita Educación.
Se prevé distribuir de 600 ejemplares de este volumen entre los centros educativos vascos, concreta Paco Luna, responsable del programa de desarrollo curricular del Instituto de Formación del Profesorado dependiente de este departamento. Pero si algo enorgullece a sus impulsores es la satisfacción de comprobar que sus alumnos tienen ante sí formas de divertirse casi olvidadas. En los ocho colegios del Duranguesado, Gernika y Galdakao (la experiencia implica en la actualidad a quince educadores), se han establecido ocho horas de enseñanza de juegos tradicionales al año por cada aula de primer, segundo y tercer ciclo de primaria.
Las reglas de cada ejercicio lúdico se describen en una ficha individual, que también detalla su tiempo de duración aproximado, el grado de movilidad que requiere, el número de jugadores y su edad aconsejada. Los niños de seis años comienzan con los pasatiempos más sencillos, de manera que en cursos superiores pueden perfeccionar la técnica y aprender reglas menos habituales.
'Al principio, por ejemplo, se les enseña a bailar una peonza y, al año siguiente, aprenden a meterla dentro de un círculo', relata Lucas Zabala. La investigación se acompaña de una decena de canciones extraídas de manuales escolares y del disco de Oskorri Katuaren Testamentua, que sirven como acompañamiento a las rondas de palmas o a los saltos a la cuerda. En otro apartado, incluye fórmulas para elegir por azar a un jugador, desde la clásica estrofa Dona dona katona, hasta el lanzamiento de monedas a cara y cruz o la elección de palillos, entre otras.
En su afán por regresar al pasado de los juguetes, los profesores tuvieron siempre presente que el tiempo de ocio representaba una ocasión excelente para inculcar valores. Miguel Angel Irusta, profesor de educación física en la Escuela Pública Maiztegi de Iurreta y miembro del grupo de trabajo desde su inicio, observa que desde un principio intentaron eliminar cualquier cariz sexista en estos entretenimientos, que en ciertos casos podían pecar de haber sido relacionados con costumbres femeninas, como la cuerda o la goma, o con hábitos propios de los chicos, como las chapas.
También trucaron algunas reglas para erradicar todo matiz violento, como en el caso del popular paredón, con el que los pequeños martirizaban al perdedor a balonazos, y en el que los golpes se sustituyeron por una carrera. En cualquier caso, la competición siempre tiene un límite.
Los juegos tradicionales no han logrado sustituir a los clásicos partidos de futbito o baloncesto en los patios de recreo, aunque su presencia se ha hecho bastante habitual para los alumnos de estos centros.
Entre el fútbol y los 'tazos'
Eneko Sorrigoitia e Iban Martínez, alumnos de quinto de primaria de la escuela Maiztegi de Iurreta, confiesan que en el colegio también hay tendencias. 'Algunos sí cogen juegos de la caja para jugar en el recreo. Pero ahora, como no están de moda, nosotros jugamos al fútbol o a pelota mano. También se llevan los tazos', sentencia Eneko, de 10 años, mientras en el recinto de recreo un niño recorre a la pati-coja las casillas del truquemé. Al saber de este interés, el Ayuntamiento de Amorebieta comenzó hace dos meses a abrir los sábados el patio del Colegio Público Larrea -en cuyas aulas se enseñan también estas habilidades-, para que los niños se diviertan con las distracciones de siempre. La iniciativa ha sido un éxito. Begoña Azarloza, alcaldesa de esta localidad, se congratula de que decenas de pequeños se reencuentren con sus compañeros cada fin de semana en presencia de dos monitores 'mientras ellos disfrutan y sus padres se quedan tranquilos'.
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