8 claves
Esta semana se frustró la fusión de Endesa-Iberdrola; hubo promesas: Zaplana, Maragall, Aznar, y también preocupaciones: Sharon, Sirven, Rich.
1. Fusión
Con su arbitrariedad habitual -y sus criterios de sim-patía- el Gobierno que había rechazado la fusión de Unión Fenosa e Hidrocantábrico, patrocinaba la de Endesa e Iberdrola que se quedaba con una cuota de mercado mucho mayor. El Tribunal de la Competencia había establecido unas duras condiciones que equivalían a hacer la fusión imposible. El Consejo de Ministros las suavizó. Ni así pudo ser. Haciendo de su frustración virtud, el Gobierno ha aprovechado la circunstancia para presentarse como gran campeón de la competencia. Incluso el Financial Times que había censurado duramente la política de preferencias empresariales del Gobierno, ha picado en el anzuelo: 'Ahora sí que creemos en Aznar'. Sin embargo, no se explica la elemental verdad de la historia. Fue precisamente la irreprimible voluntad intervencionista del Gobierno la que abortó la operación. La condición 17 del acuerdo del Consejo de Ministros deja a la discrecionalidad del Servicio de Defensa de la Competencia, que depende del Ministerio de Economía, los plazos y límites en la desinversión de activos y en las condiciones de expansión de la empresa resultante de la fusión. Es decir, el Gobierno se guardaba el derecho a modificar en el futuro las condiciones impuestas a la fusión hasta unos extremos que las dos empresas consideraron inaceptables. Los gestores no podían apostarlo todo a la confianza y amistad entre ellos y los políticos que tutelaban la fusión, entre otras cosas porque éstos pueden cambiar. Son las consecuencias de las pulsiones intervencionistas del autoproclamado campeón universal de la competencia.
2. Sharon
Ariel Sharon en el Muro de las Lamentaciones. Otra vez la alianza de la espada y la fe que tanta sangre ha costado siempre. ¿Será capaz de gobernar un hombre hecho para la guerra, la amenaza y la provocación? Algunos conforme a la imagen de este viejo cascarrabias vaticinan una nueva guerra. Sin embargo, parece más razonable la opinión de aquellos que ven en Ariel Sharon el hombre del statu quo. El hombre que garantiza que todo seguirá igual, en este estado de guerra larvada y permanente que da satisfacción a los más intolerantes y estúpidos de cada lado. Barak fue un pésimo primer ministro, incapaz de transmitir ilusión a los suyos, empezando por la izquierda y los pacifistas. Pero Barak intentó la paz e hizo concesiones que ningún otro líder judío había hecho. Arafat no quiso o no pudo cogerlas. Porque en realidad la continuidad de un régimen burocratizado y corrupto como el suyo sólo está garantizada si todo sigue igual. Puede que tengan razón los que sostienen que Sharon era el candidato ideal de Arafat. Para que Sharon pueda seguir luciendo como el matón del lugar y Arafat pueda mantenerse sobre el volcán del poder disfrazando su incapacidad a golpe de Intifada. Sharon gana siempre. Si baja la tensión será mérito suyo, atribuible a su firmeza. Si continúa la violencia seguirá siendo para los judíos el hombre más indicado, el guerrero insobornable. Sólo la política podría desgastar a Sharon, porque es lo que no sabe hacer.
3. Lista Sirven
Quién dio a la prensa la agenda de Alfred Sirven? La entrega a Francia del hombre que en su maleta debería llevar todos los secretos de Elf ha venido acompañada de un primer golpe espectacular: la difusión de su lista de teléfonos. Naturalmente, estar en una agenda no prejuzga nada, y la difusión de este documento confirma las dificultades de mantener las garantías y precauciones judiciales en asuntos de tan alta sensibilidad político-financiera. Pero ha destapado la caja de los miedos. 'Le he visto alguna vez, pero no me acuerdo', responden esquivamente los políticos franceses que aparecen en el directorio. Muchos nombres, entre ellos algunos de pila españoles, y algunos teléfonos de numeración hispánica aparecen en el preciado listín. En España, no sólo hay motivos de interés por lo que Sirven sepa de la venta de Ertoil. En materia de financiación ilegal de partidos, Elf no conocía fronteras.
4. Zaplana y Maragall
Casualidad: dos líderes periféricos coinciden en Madrid para explicar su idea de España. El pragmático Eduardo Zaplana presentó su libro El acierto de España, una síntesis con acento valenciano del aznarismo vigente. Y aprovechó para dibujar el marco de referencia con el que el PP afrontará la discusión sobre la financiación autonómica. La transferencia del 50% del IRPF es la apuesta de máximos. Un montón de ministros y mucho establishment acompañando a Zaplana dieron al acto una relevancia superior. ¿Era un signo de precandidatura? Zaplana, por supuesto, rindió pleitesía a Aznar. Sabe perfectamente que el que enseñe las plumas será el primero al que se le caerá el pelo. Conocida la hipersensibilidad del presidente frente a todo aquel que pueda ganarle en imagen y popularidad, cabe preguntarse si la masiva presencia de ministros era un modo de apoyar a Zaplana o la mejor manera de dejarle sin opciones. El romántico Pasqual Maragall predicó su buena nueva: 'Una propuesta federal para España pensada desde la periferia de España y mirando a Europa', basada en 'la unión y la proximidad'. Una propuesta para superar la idea simplista de España del PP. Un compromiso de Cataluña con España y la ruptura del tabú de la Constitución. Han pasado 20 años, es un buen momento para renovar el consenso.
5. Pacto catalán
Después de un barroco ejercicio de eufemismos y concesiones, los partidos políticos catalanes han aprobado por unanimidad un manifiesto sobre el terrorismo. Entre tanta palabra manoseada se les ha escapado un desliz: 'Todo objetivo político puede propugnarse legítimamente en democracia'. No es verdad.
¿Puede propugnarse, por ejemplo, el Estado étnico? Lo único importante del documento es que lo han firmado todos, con lo cual Cataluña hace uno de sus ejercicios favoritos: dar una lección de unidad a España. Pero la pregunta es: ¿De qué sirve un documento que no dice nada más que lo obvio? La declaración del Parlamento catalán hace bueno el pacto antiterrorista del PP y el PSOE: por lo menos, éste propone cosas concretas y tiene -ha tenido ya- efectos políticos directos.
6. La eterna canción
Es la historia interminable. Cada vez que hay un conflicto con Inglaterra y la diplomacia española demuestra su inferioridad e impotencia surge el sagrado agravio de Gibraltar. Desde Castiella a Piqué toda la vida he oído esta canción. Cada vez que la cantan, es síntoma inequívoco de que Inglaterra se ha salido con la suya. En este caso, con el Tireless. La diplomacia portuguesa supo más: en nueve días echó de sus aguas a un submarino nuclear británico averiado.
7. La tierra y el agua
Aznar baja a la tierra y pone el agua como garantía de la cohesión nacional. Hay una querencia por el ridículo de la que los líderes políticos no se libran fácilmente. El presidente del Gobierno para cantar las excelencias de su plan hidrológico necesita presentarlo como 'un hito histórico' y afirmar que no se puede politizar un tema tan serio como el agua. Es peligrosa la filosofía espontánea de nuestro presidente: la obsesión por la posteridad y el desprecio por la política. ¿Es su carácter o es el síndrome de La Moncloa?
8. El bribón
Bill Clinton está consiguiendo permanecer en las primeras páginas. Y lo hace gracias a esta condición de bribón que es parte de su simpatía. Parece que, en los últimos días de estancia en la Casa Blanca, el marido de Hillary andaba más suelto que nunca. No sólo se llevó los regalos, sino que se dedicó a amnistiar amigos y conocidos. Entre ellos Marc Rich, el hombre de las materias primas que esta semana ha sido noticia por su intento de vender sus negocios moscovitas. Marc Rich, entre otras nacionalidades tiene la española, que consiguió a principios de los ochenta. ¿Cómo, cuándo y con quién? También en España hay quien debe favores al inevitable Marc Rich.1. Fusión
Con su arbitrariedad habitual -y sus criterios de sim-patía- el Gobierno que había rechazado la fusión de Unión Fenosa e Hidrocantábrico, patrocinaba la de Endesa e Iberdrola que se quedaba con una cuota de mercado mucho mayor. El Tribunal de la Competencia había establecido unas duras condiciones que equivalían a hacer la fusión imposible. El Consejo de Ministros las suavizó. Ni así pudo ser. Haciendo de su frustración virtud, el Gobierno ha aprovechado la circunstancia para presentarse como gran campeón de la competencia. Incluso el Financial Times que había censurado duramente la política de preferencias empresariales del Gobierno, ha picado en el anzuelo: 'Ahora sí que creemos en Aznar'. Sin embargo, no se explica la elemental verdad de la historia. Fue precisamente la irreprimible voluntad intervencionista del Gobierno la que abortó la operación. La condición 17 del acuerdo del Consejo de Ministros deja a la discrecionalidad del Servicio de Defensa de la Competencia, que depende del Ministerio de Economía, los plazos y límites en la desinversión de activos y en las condiciones de expansión de la empresa resultante de la fusión. Es decir, el Gobierno se guardaba el derecho a modificar en el futuro las condiciones impuestas a la fusión hasta unos extremos que las dos empresas consideraron inaceptables. Los gestores no podían apostarlo todo a la confianza y amistad entre ellos y los políticos que tutelaban la fusión, entre otras cosas porque éstos pueden cambiar. Son las consecuencias de las pulsiones intervencionistas del autoproclamado campeón universal de la competencia.
2. Sharon
Ariel Sharon en el Muro de las Lamentaciones. Otra vez la alianza de la espada y la fe que tanta sangre ha costado siempre. ¿Será capaz de gobernar un hombre hecho para la guerra, la amenaza y la provocación? Algunos conforme a la imagen de este viejo cascarrabias vaticinan una nueva guerra. Sin embargo, parece más razonable la opinión de aquellos que ven en Ariel Sharon el hombre del statu quo. El hombre que garantiza que todo seguirá igual, en este estado de guerra larvada y permanente que da satisfacción a los más intolerantes y estúpidos de cada lado. Barak fue un pésimo primer ministro, incapaz de transmitir ilusión a los suyos, empezando por la izquierda y los pacifistas. Pero Barak intentó la paz e hizo concesiones que ningún otro líder judío había hecho. Arafat no quiso o no pudo cogerlas. Porque en realidad la continuidad de un régimen burocratizado y corrupto como el suyo sólo está garantizada si todo sigue igual. Puede que tengan razón los que sostienen que Sharon era el candidato ideal de Arafat. Para que Sharon pueda seguir luciendo como el matón del lugar y Arafat pueda mantenerse sobre el volcán del poder disfrazando su incapacidad a golpe de Intifada. Sharon gana siempre. Si baja la tensión será mérito suyo, atribuible a su firmeza. Si continúa la violencia seguirá siendo para los judíos el hombre más indicado, el guerrero insobornable. Sólo la política podría desgastar a Sharon, porque es lo que no sabe hacer.
3. Lista Sirven
Quién dio a la prensa la agenda de Alfred Sirven? La entrega a Francia del hombre que en su maleta debería llevar todos los secretos de Elf ha venido acompañada de un primer golpe espectacular: la difusión de su lista de teléfonos. Naturalmente, estar en una agenda no prejuzga nada, y la difusión de este documento confirma las dificultades de mantener las garantías y precauciones judiciales en asuntos de tan alta sensibilidad político-financiera. Pero ha destapado la caja de los miedos. 'Le he visto alguna vez, pero no me acuerdo', responden esquivamente los políticos franceses que aparecen en el directorio. Muchos nombres, entre ellos algunos de pila españoles, y algunos teléfonos de numeración hispánica aparecen en el preciado listín. En España, no sólo hay motivos de interés por lo que Sirven sepa de la venta de Ertoil. En materia de financiación ilegal de partidos, Elf no conocía fronteras.
4. Zaplana y Maragall
Casualidad: dos líderes periféricos coinciden en Madrid para explicar su idea de España. El pragmático Eduardo Zaplana presentó su libro El acierto de España, una síntesis con acento valenciano del aznarismo vigente. Y aprovechó para dibujar el marco de referencia con el que el PP afrontará la discusión sobre la financiación autonómica. La transferencia del 50% del IRPF es la apuesta de máximos. Un montón de ministros y mucho establishment acompañando a Zaplana dieron al acto una relevancia superior. ¿Era un signo de precandidatura? Zaplana, por supuesto, rindió pleitesía a Aznar. Sabe perfectamente que el que enseñe las plumas será el primero al que se le caerá el pelo. Conocida la hipersensibilidad del presidente frente a todo aquel que pueda ganarle en imagen y popularidad, cabe preguntarse si la masiva presencia de ministros era un modo de apoyar a Zaplana o la mejor manera de dejarle sin opciones. El romántico Pasqual Maragall predicó su buena nueva: 'Una propuesta federal para España pensada desde la periferia de España y mirando a Europa', basada en 'la unión y la proximidad'. Una propuesta para superar la idea simplista de España del PP. Un compromiso de Cataluña con España y la ruptura del tabú de la Constitución. Han pasado 20 años, es un buen momento para renovar el consenso.
5. Pacto catalán
Después de un barroco ejercicio de eufemismos y concesiones, los partidos políticos catalanes han aprobado por unanimidad un manifiesto sobre el terrorismo. Entre tanta palabra manoseada se les ha escapado un desliz: 'Todo objetivo político puede propugnarse legítimamente en democracia'. No es verdad.
¿Puede propugnarse, por ejemplo, el Estado étnico? Lo único importante del documento es que lo han firmado todos, con lo cual Cataluña hace uno de sus ejercicios favoritos: dar una lección de unidad a España. Pero la pregunta es: ¿De qué sirve un documento que no dice nada más que lo obvio? La declaración del Parlamento catalán hace bueno el pacto antiterrorista del PP y el PSOE: por lo menos, éste propone cosas concretas y tiene -ha tenido ya- efectos políticos directos.
6. La eterna canción
Es la historia interminable. Cada vez que hay un conflicto con Inglaterra y la diplomacia española demuestra su inferioridad e impotencia surge el sagrado agravio de Gibraltar. Desde Castiella a Piqué toda la vida he oído esta canción. Cada vez que la cantan, es síntoma inequívoco de que Inglaterra se ha salido con la suya. En este caso, con el Tireless. La diplomacia portuguesa supo más: en nueve días echó de sus aguas a un submarino nuclear británico averiado.
7. La tierra y el agua
Aznar baja a la tierra y pone el agua como garantía de la cohesión nacional. Hay una querencia por el ridículo de la que los líderes políticos no se libran fácilmente. El presidente del Gobierno para cantar las excelencias de su plan hidrológico necesita presentarlo como 'un hito histórico' y afirmar que no se puede politizar un tema tan serio como el agua. Es peligrosa la filosofía espontánea de nuestro presidente: la obsesión por la posteridad y el desprecio por la política. ¿Es su carácter o es el síndrome de La Moncloa?
8. El bribón
Bill Clinton está consiguiendo permanecer en las primeras páginas. Y lo hace gracias a esta condición de bribón que es parte de su simpatía. Parece que, en los últimos días de estancia en la Casa Blanca, el marido de Hillary andaba más suelto que nunca. No sólo se llevó los regalos, sino que se dedicó a amnistiar amigos y conocidos. Entre ellos Marc Rich, el hombre de las materias primas que esta semana ha sido noticia por su intento de vender sus negocios moscovitas. Marc Rich, entre otras nacionalidades tiene la española, que consiguió a principios de los ochenta. ¿Cómo, cuándo y con quién? También en España hay quien debe favores al inevitable Marc Rich.
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