El presidente y los indígenas de Ecuador firman un acuerdo para acabar con la revuelta
Las diferencias de criterio se mantuvieron hasta el final. Sin embargo, los dirigentes indígenas optaron por aceptar las propuestas del Gobierno. El cilindro de gas de 15 kilos costará 1,60 dólares (unas 280 pesetas), 40 centavos menos del costo inicialmente impuesto por el Gobierno, mientras que la dirigencia indígena exigía un costo de 1,50 dólares. El congelamiento del precio del combustible durará un año y no dos, como insistían los representantes de la protesta.
En dicho acuerdo, que regirá a partir de hoy, el Gobierno se comprometió, a petición de los indígenas, a descartar la introducción del Kérex (queroseno) como combustible alternativo.
También se lograron acuerdos preliminares sobre las tarifas del transporte público, la recapitalización del Banco Nacional de Fomento (para que financie a los pequeños agricultores), la suspensión del estado de emergencia nacional, la liberación del centenar de detenidos en las protestas y la indemnización a los familiares de muertos y heridos, entre otros.
Los líderes indígenas, que mantuvieron una posición inflexible durante buena parte de las negociaciones, estrecharon satisfechos la mano del Presidente Noboa. Según Antonio Vargas, el acuerdo constituye un triunfo, pues, aunque las demandas indígenas no fueron del todo aceptadas por el Ejecutivo, el resultado del levantamiento y del consecuente convenio acarreará 'beneficios no sólo para todos los sectores más necesitados, sino para todo el país'. En los alrededores del Palacio Presidencial, decenas de personas celebraban con júbilo y alivio el acuerdo.
Por su parte, los miles de manifestantes congregados desde hace diez días en la Universidad Salesiana de Quito empacaron sus pertenencias para abandonar inmediatamente el recinto que se había convertido en una especie de campo de refugiados. 'Les contaremos a nuestros hijos sobre este momento histórico', aseguraba dichosa una mujer indígena. 'Les enseñaremos a luchar como nosotros lo hemos hecho. Sin armas, pero firmes y unidos hasta las últimas consecuencias'.
Durante el transcurso de la tarde, los manifestantes indígenas procedieron a desbloquear y a limpiar las carreteras de todo el país, que fueron escenario de graves enfrentamientos entre militares e indígenas.
En medio de este diálogo, el país vivió un paro nacional convocado por varios gremios, profesores y estudiantes. Debido a la violencia con la que ha actuado la fuerza pública en los últimos días, no se realizaron grandes marchas. 'No queremos ser carne de cañón en esta huelga', dijo Jaime Arciniegas, presidente del Frente Unitario de Trabajadores (FUT).
No obstante, en la provincia del Azuay se registraron dos atentados con explosivos frente a sendas sucursales bancarias, que no causaron víctimas. En Quito, la policía dispersó varias manifestaciones de estudiantes en la Universidad Central.
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