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El nuevo IPC incluirá los precios de las rebajas y medirá el gasto telefónico

El nuevo IPC intenta acercarse más a la realidad de la evolución de los precios y su efecto en los bolsillos. Los hábitos de consumo han variado desde que en 1992 entró en vigor el actual IPC, tal como refleja la Encuesta de Presupuestos Familiares. Entonces no había teléfonos móviles, ni apenas existían ordenadores en los hogares y la mayoría de los coches eran de gasolina.

El INE ha querido recoger esos cambios en un nuevo IPC que verá la luz en una primera fase el próximo 13 de febrero, cuando se haga público el correspondiente a enero. La segunda fase se pondrá en marcha dentro de un año y, a partir de ahí, la adaptación a los hábitos reales de consumo será más frecuente.

En el IPC que se conocerá la próxima semana variará el número de grupos de productos que forman el índice. Antes eran ocho y ahora serán 12. Por ejemplo, alimentos, bebidas y tabaco se ha desglosado en dos, también transporte y comunicaciones y hoteles cafés y restaurantes, que se incluyen aparte.

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Cambia también el peso que cada grupo de productos tiene en el IPC; es decir, varía su influencia a la hora de calcular el índice general. Bajan alimentación, vestido y calzado y ocio y cultura, entre otros. Suben vivienda, transporte, comunicaciones y hoteles, cafés y restaurantes. La justificación es que los que pierden peso influyen menos en la cesta de la compra, al contrario de los que lo ganan.

Otra de las modificaciones es la forma de medir los precios de tarifa, como son el teléfono, el gas butano o ciudad o las gasolinas. Estos precios no se recogen mediante visita al establecimiento comercial, como en el resto, sino que se toman directamente de las compañías que los suministran. En la mayoría de los casos, estos precios se toman hasta final del mes, mientras que en el resto de productos la recogida de datos termina el día 21 o 22.

El cambio consiste en tener en cuenta el gasto que se efectúa y no la cantidad. Por ejemplo, en el caso del teléfono, la referencia sería la factura media y no el número de llamadas, como hasta ahora. De haberse aplicado este método con anterioridad, el descenso de tarifas habido hasta ahora se habría traducido en un IPC más bajo.

La segunda fase incluirá unos 20 nuevos productos, habrá una revisión de las ponderaciones con más detalle, cambiarán los lugares de recogida de datos (130 municipios y 29.000 establecimientos en la actualidad) y se incluirán, por primera vez, los precios rebajados. Esto último hará que el IPC caiga en los meses de enero y julio.

Para poder comparar el IPC nuevo con el antiguo, el INE deberá publicar unos coeficientes de enlace. La tasa de variación (el IPC) es la misma y para ello el índice (la base sobre la que se calcula) se modifica. Sin ese coeficiente, el BBVA calcula que el nuevo IPC habría sumado dos décimas a la inflación media del pasado año.

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