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'El peligro de infección por consumo de carne es hoy ínfimo'

Gabriela Cañas

Gerard Pascal es el director científico de Nutrición Humana y Seguridad Alimentaria del Instituto de Investigación Agronómica de Francia. Ahora, además, preside el Comité Científico Director de la UE, un selecto grupo de sabios independientes que asesora a Europa sobre cuestiones científicas y en los últimos años se ocupa en un tema recurrente: las vacas locas. Gerard Pascal se pregunta si realmente habría que considerar esta enfermedad como un problema de salud pública y asegura estar mucho más preocupado por otras amenazas. Dice que hoy el peligro de infección es ínfimo y que, en todo caso, el riesgo ya se corrió cuando las medidas contra la EEB no estaban en marcha.

Pregunta. ¿Está justificada tanta alarma social ante una enfermedad del ganado que se ha cobrado menos de un centenar de víctimas humanas en cinco años?

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Respuesta. La previsión más pesimista habla de 136.000 personas infectadas en Inglaterra sobre la base de un periodo de incubación de 60 años, lo que es altamente improbable. Sobre un periodo medio de incubación de 30 años el número de víctimas podría llegar a ser de 6.000. Extrapolando estos datos a Francia, nuestro mejor epidemiólogo habla de entre seis y 300 víctimas. Me atrevería a decir que no se puede hablar de una epidemia mayor con decenas de miles de afectados por año. Por eso, sí, está por contestar la cuestión de si las vacas locas es realmente un problema de salud pública.

P. Cuando se conocieron los primeros casos en Inglaterra se llegó a temer una epidemia incontrolada similar al sida.

R. Sí, pero hace cinco años era muy difícil hacer previsiones. La mayor exposición a la infección de los británicos fue entre 1985 y 1990. Ahora está en retroceso y creo que mis colegas epidemiólogos están menos preocupados.

P. ¿Qué sabemos sobre la dosis de carne infectada necesaria para transmitir la enfermedad?

R. Nada. Las investigaciones apenas han dado resultados todavía. Los científicos consideran que un cerebro contaminado infecta a un bovino por vía alimentaria. Cien miligramos, casi seguro que también. Diez miligramos todavía podría ser suficiente para contaminar a una vaca. Estos datos se podrían extrapolar al ser humano.

P. ¿Es una evidencia científica que la harina animal es el principal transmisor de la enfermedad?

R. Sí, y, de hecho, a partir del momento en que se han aplicado medidas para excluir o tratar las harinas animales hay un descenso considerable de la enfermedad en los animales. Pero hay otra causa, como la transmisión de la madre al ternero, y otra vía que no se puede excluir: los excrementos de la vaca enferma pueden contaminar el medio ambiente.

P. Contaminando la hierba que las demás vacas comen, como indica una investigación alemana...

R. Sí, pero ahora hay que saber si esa contaminación es capaz de infectar a otros animales. Si hacemos una analogía con la tembladera del cordero, es evidente que hay una contaminación horizontal y que, una vez destruida la cabaña, hay riesgo al situar una nueva cabaña en la misma explotación durante unos años.

P. Europa ha establecido la edad de 30 meses a partir de la cual hay que analizar a las vacas, pero hay países que lo han adelantado a 24, y el Parlamento Europeo pide pruebas desde los 18.

R. Parece que el prión no entra en el sistema nervioso central hasta la segunda mitad del periodo de incubación, que es de cinco años. La mitad es, pues, 30 meses. Además, según los experimentos hechos en Inglaterra con bovinos voluntariamente infectados, se ha visto que el prión no ha aparecido en el sistema nervioso central antes de esa edad. Los tests que tenemos sólo son capaces de detectar el prión en el sistema nervioso central. Todo esto no es cierto al 100%. Se han detectado priones en vacas más jóvenes, pero en una proporción inapreciable. El baremo de los 30 meses me parece correcto.

P. ¿Están los científicos tan confundidos como los ciudadanos sobre esta enfermedad?

R. Nuestra dificultad es la de explicar que no tiene nada que ver, en términos de evolución del riesgo, con el sida u otras infecciones. Una infección del sida se detecta en cuestión de semanas. Si un animal se contamina con la enfermedad de las vacas locas hay que esperar cinco años y otros cinco, 10, 40 años en el hombre para saber que ha sido contaminado. La situación epidemiológica del momento se corresponde a la situación de cinco años o quince años atrás. Por eso los científicos consideran que el riesgo se corrió hace años y que, en cambio, ahora la situación está más controlada. El nivel de riesgo hoy es mucho más débil. Si hubo un riesgo ya se corrió.

P. La UE tardó cuatro años en seguir el consejo del comité que usted preside de destruir los MER . ¿Qué piensa del papel que han hecho los políticos?

R. Normalmente se confunde la UE con la Comisión Europea y lo cierto es que la CE, en cuanto el comité científico pidió la armonización de esta medida, propuso aprobarla y fueron los países miembros los que por mayoría la rechazaron. No es justo atacar a los funcionarios de la Comisión. Es la responsabilidad de los políticos de cada país.

P. En todo caso, cuesta creer ahora que la situación se considere controlada en el Reino Unido y no en el resto de los países.

R. Volvemos a la cuestión de antes. No hay relación directa entre el número de casos que hay y el riesgo actual existente. Inglaterra ha tomado medidas que no ha tomado ningún otro país. Todos los animales de más de 30 meses son destruidos desde 1996. Desde ese año están prohibidas las harinas animales para todos los animales, lo que no había hecho nadie hasta ahora. Para la exportación, sólo se ha permitido carne deshuesada de animales menores de 30 meses y siempre sale de dos mataderos muy controlados. El número de casos es alto hoy, pero está en descenso. En cambio, en Francia, que también se adelantó a tomar medidas similares, el número de casos va a estar en aumento quizá hasta el próximo año porque registra animales que quedaron infectados antes de 1996, fecha en que se prohibieron los MER.

P. Por lógica, el número de casos seguirá aumentando durante más años en el resto de Europa.

R. Sí. Y en algunos, a gran velocidad, como ocurre en Alemania.

P. El comisario David Byrne ha hablado de las dioxinas en los alimentos como un riesgo del que habrá que ocuparse próximamente.

R. Ese tema no me preocupa en exceso. Es mucho más alarmante el fenómeno de las resistencias a los antibióticos, que sólo en Francia es responsable de entre 5.000 y 10.000 muertes al año. Es otro problema de salud pública a seguir como el de las vacas locas y hay que limitar el uso de antibióticos en la alimentación animal. Es importante dedicar dinero a estas investigaciones. Sin duda hay que financiar la investigación sobre el prión por un principio de precaución, pero también es cierto que las medidas deben ser proporcionales al riesgo. También me preocupan los virus emergentes. Tras la última reunión del Comité Científico Director, un colega comentaba que si hoy hubiera un nuevo brote de la gripe española ningún país de Europa sería capaz de reaccionar contra ella. Aquella gripe mató a 20 millones de personas, más que la I Guerra Mundial. Esto quiere decir que quizá habría que reflexionar sobre las prioridades en materia de salud pública. La percepción del riesgo de los ciudadanos sobre las vacas locas no es la misma que para los científicos.

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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