_
_
_
_

Dos no se pelean si 'dos' no quieren

El alcalde Clos y el 'conseller en cap' Mas rehúyen el enfrentamiento en un debate sobre la nueva economía

Enric Company

Preguntado sobre qué es la nueva economía, Artur Mas, flamante consejero jefe del Gobierno catalán, dijo con aplomo y seguridad que consiste en 'la aplicación de las nuevas tecnologías en la vieja economía'. Por algo ha sido también consejero de Economía. Al alcalde de Barcelona, Joan Clos, le costó una hora rebatirle, pero al final lo hizo. Era el viernes por la noche, en el primer debate televisado en que Mas participaba desde que Jordi Pujol le delegó las funciones ejecutivas de la presidencia de la Generalitat.

'La nueva economía no es la vieja con nuevas tecnologías', afirmó el alcalde. Es, precisó, una economía en la que lo que crea valor es el conocimiento. Incluye a las nuevas tecnologías, por supuesto. Pero es también un modelo que requiere 'una mentalidad, una nueva actitud' de los empresarios ante la financiación de las empresas, en las que el capital ya no es familiar ni nacional, y en la participación de los trabajadores.

'Barcelona y Cataluña necesitan un aeropuerto intercontinental para estar en la nueva economía'

Pero eso era ya al final del debate, y no hubo contrarréplica. El presentador, Manuel Campo, había intentado en repetidas ocasiones convertir el educado turno de intervenciones en polémica reñida. Hubo un momento en que estuvo a punto de lograrlo, pero entonces la cosa se alejaba mucho de la nueva economía. Clos insistió una y otra vez en que la nueva economía necesita unos determinados entornos sociales, educativos y materiales para desarrollarse. Eso es, dijo, infraestructuras de transporte y telecomunicaciones modernas y suficientes, universidades competitivas.

Como no podía ser de otro modo, el alcalde afeó a Mas que sus aliados del PP no tengan a Barcelona ni a Cataluña en las prioridades inversoras del Gobierno de España. En particular, señaló que para estar en la nueva economía, Barcelona y Cataluña necesitan un aeropuerto intercontinental.

A Mas, como a todos los convergentes, no le gusta que le menten a su aliado. Y entonces atacó al alcalde allí donde no les agrada a los socialistas catalanes. En la época de los gobiernos del PSOE se invertía en Cataluña todavía menos que ahora, aseguró el aspirante a sucesor de Pujol. Clos le recordó entonces el apoyo del Gobierno de Felipe González a los Juegos Olímpicos de 1992 y la respuesta de Mas fue sostener que, en aquellos años, el Gobierno español destinó a Cataluña el 10% de sus inversiones en infraestructuras y en cambio ahora está destinándole el 16%. El AVE se está construyendo ahora, subrayó.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Para justificar la confianza que dijo tener en que Cataluña responderá al reto de la nueva economía, Mas explicó que el Gobierno catalán tiene, entre otros, los programas Argos e Internet en el Aula para introducir las nuevas tecnologías en la escuela pública. El Departamento de Bienestar Social tiene también, añadió, el programa Omnia para crear puntos de acceso a Internet en los barrios donde la gente no tiene ordenadores en casa. El Raval, por ejemplo, citó. A Clos esto debió de parecerle una muestra de autosatisfacción excesiva y le recordó que, frente al panorama idílico que el consejero describía, la realidad es que hay muchas escuelas en las que se da clase en barracones. Barracots, los llamó.

El conseller en cap consideró del todo improcedente el tono despectivo con el que el alcalde se había referido a los barracones. 'Conozco experiencias de Suiza e Israel en las que científicos de primera fila trabajan en edificios prefabricados como éstos', aseguró con aire ofendido.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_