Una ONG malagueña vende jabón de aceite reciclado para financiar sus proyectos

Con la receta de toda la vida, un puñado de hombres y mujeres de Vélez Málaga convierte el aceite de desecho en jabón. El objetivo es matar dos pájaros de un tiro: transformar un elemento contaminante en un producto útil y de su venta obtener recursos para financiar proyectos de cooperación en el tercer mundo. La poción parece simple: en un barreño se disuelve la sosa cáustica con agua. En cada bidón se colocan 25 litros de esta mezcla y se ponen a calentar. Cuando empieza el hervor, se añaden unos 50 litros de aceite. Se deja a fuego lento y al cabo de ocho horas removiendo está listo. Sólo hay que esperar a que solidifique.

Los socios de Ahimsa gastan 5.000 pesetas en materia prima y obtienen unas 70.000 limpias que destinan a ayudar a las víctimas del terremoto de El Salvador o a los campesinos de Camerún. Sólo tienen que comprar la sosa cáustica. El aceite usado lo recogen entre establecimientos y vecinos de la localidad y como combustible usan la leña de la poda. El año pasado este jabón solidario les permitió reunir unas 500.000 pesetas.

'La finalidad no es sólo recaudar; también hay un afán ecológico', explica Antonio Ruiz, uno de los responsables de la idea.

Ahimsa nació hace 12 años en Vélez con pretensiones locales, aunque ya tiene sede en Málaga, Madrid y Valladolid. La palabra significa no violencia en sánscrito. Pese su pequeño tamaño, tiene nueve proyectos de cooperación en Centroamérica y África. Además dispone de un centro de documentación en Vélez y una tienda donde a la vez que dan salida a artesanías de cooperativas del Tercer Mundo, recaudan dinero para reinvertirlo en esas comunidades.