El hombre capaz de hacer saltar la República
El poderoso ex 'número dos' de Elf-Aquitaine asegura poseer los secretos que vinculan el dinero de este grupo petrolero con la política
La detención del hombre que sabe lo suficiente como para 'hacer saltar 10 veces la República', según frase que varios testigos dicen haberle oído pronunciar antes de emprender su larga fuga de casi cuatro años, constituye el toque final de una trama de suspense, a medias entre una película de Hitchcock y una caza al hombre ya vivida en España cuando otra persona de sus mismas características, Luis Roldán, tuvo en jaque al Gobierno hasta su captura en un escenario -Laos, en aquel caso- no demasiado alejado del que servía de refugio a Alfred Sirven.
A sus 74 años, el otrora todopoderoso dirigente de la sociedad Elf-Aquitaine parece en posesión de los secretos que mezclan el dinero del grupo petrolero con la política del segundo mandato del mitterrandismo. Muchas personas creían que Sirven no sería encontrado jamás, por lo menos con vida, y uno de los abogados que intervienen en este asunto comentó ayer que la detención 'no es una buena noticia para todos'.
Muchas personas creían que Sirven no sería encontrado jamás, por lo menos con vida
Nacido en Toulouse en 1927, Sirven participó en la resistencia contra los nazis antes de enrolarse en las fuerzas aliadas durante la guerra de Corea, con las que alcanzó el empleo de sargento-jefe. De retorno a Francia pasó por las empresas Mobil y Moulinex antes de ser contratado, en 1983, por la compañía Rhône-Poulenc, entonces dirigida por Loïk le Floch-Prigent, el futuro presidente de Elf-Aquitaine. Allí fue donde Sirven conoció a Christine Deviers-Joncour, entonces simplemente la mujer de uno de los directivos, que después progresó hasta alcanzar la categoría de puta de la República tras descubrirse sus amores con Roland Dumas y los dineros que dice haber recibido de Sirven.
Cuando François Mitterrand ganó la reelección presidencial en 1988, Le Floch-Prigent se situó a la cabeza del grupo petrolero y con él se fue Alfred Sirven, a título de director de asuntos generales, al que más tarde añadió el de presidente de Elf-Aquitaine International, una filial con base en Ginebra. Si las hipótesis de los investigadores llegaran a confirmarse, los cuatros años de Sirven en Elf, desde 1989 a 1993, habrían estado dedicados a organizar la corrupción internacional a gran escala. A los pagos secretos que se suponen habituales en los grupos petroleros cuando se trata de gestionar contratos, se suma un conjunto de grandes inversiones que generaron enormes comisiones ilegales. De esa época son las siguientes operaciones en fase de investigación:
- Asunto Ertoil. El juez Van Ruymbeke trata de averiguar quiénes fueron los beneficiarios de las comisiones pagadas con motivo de la compra de la refinera española Ertoil, en 1991. El magistrado ha pedido la desclasificación de medio centenar de documentos de las aduanas francesas que podrían arrojar luz sobre esa transacción, pero hasta ahora sólo ha logrado la entrega de una pequeña parte, que reveló la existencia de una remuneración de 54 millones de francos (1.350 millones de pesetas) al intermediario español Daniel de Busturia. El juez sospecha de la existencia de comisiones mucho más importantes abonadas a destinatarios por ahora indeterminados.
- Refinería Leuna. La adquisición por Elf-Aquitaine, en 1992, de la refinería Leuna y de su red de distribución de combustibles Minöl, en la antigua Alemania del Este, ha dado origen a investigaciones en varios países sobre las comisiones pagadas. Se han manejado cifras de 300 millones de francos (7.500 millones de pesetas) de pagos sospechosos, cuyos destinatarios tampoco se conocen de momento. Informaciones de la prensa francesa y alemana creen ver detrás de este asunto un canal de financiación de la CDU.
¿Aclarará algo de esto la detención de Alfred Sirven?
Cuantos le conocen exaltan sus capacidades, pero las matizan. Christine Deviers-Joncour, de cuya relación con Roland Dumas se sirvió Sirven para mantener una especie de Mata-Hari en el corazón del Quai d'Orsay, se extiende en admiraciones hacia su antiguo jefe: '¡Qué carisma!', dice de él, aunque luego aclara a qué se refiere: 'Se parecía al dictador de Charlie Chaplin cuando hace saltar el globo terrestre con el cual está jugando'. Al ex espía Pierre Lethier, que pasó de los servicios secretos de Francia al grupo de consultores en torno a Elf, Sirven le parece 'un poco corto de razonamiento y de ideas, aunque duro en el trabajo'. Roland Dumas ha ido más lejos: Sirven había creado 'una estructura periférica en Elf', paralela a la oficial, según declaró recientemente en el juicio que, muy a su pesar, ha protagonizado durante las dos últimas semanas. En las agendas de Dumas, la policía encontró menciones de 19 citas entre el entonces ministro de Exteriores y el número dos de Elf, algunas de ellas muñidas por la mujer que les sirvió de 'enlace'.
La huida de Sirven, junto con su amante y criada, por el dédalo de islas del archipiélago de las Filipinas, y la enormidad de las malversaciones de fondos que se le atribuyen le han conferido un aura diabólica, convirtiendo en personaje de leyenda a quien probablemente era un ejecutor de planes en parte propios, en parte ajenos.
La imagen de Sirven como gran corruptor no procede sólo de los descubrimientos de los jueces que intervienen en esta compleja historia, sino de los primeros procesados del caso Elf que llegan a juicio -la ex amante de Roland Dumas o el ex presidente de Elf-Aquitaine, Loïk le Floche-Prigent, teórico jefe de Sirven-, que no han dudado en señalarle como el culpable de todos los males que les habían conducido a ellos hasta el banquillo de los acusados.
Lo cierto es que la justicia reparó en Alfred Sirven un tanto tardíamente. Desaparecido en 1997 de su último domicilio conocido, en la ciudad suiza de Ginebra, un primer mandato internacional de detención contra él fue transmitido sólo a los países del área Schengen. La extensión de esa orden de búsqueda a todos los países miembros de Interpol no se produjo hasta 1999, y las primeras informaciones que señalaban la presencia del fugitivo en Filipinas se publicaron bien avanzado ese año. En total, casi cuatro años de ausencia que han contribuido a incrementar la sospecha de 'altas complicidades' interesadas en que Sirven no apareciera, por lo menos vivo. Después de todo lo que ha pasado, el retorno del hombre más buscado de Francia al Hexágono, bajo escolta francesa, abre un nuevo capítulo en esta ya larga historia.
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