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Expedientes sin un final conocido

La Unidad de Estudios Económicos y Sectoriales elaboró durante años informes que sirvieron de munición contra una serie de empresarios a una red de extorsión en la que también se vinculó, según fuentes relacionadas con el caso, a José María Ruiz-Mateos y al ex banquero Mario Conde.

La denuncia de uno de los empresarios que recibieron extorsiones, Juan Abelló, en los juzgados de Madrid de que le habían pedido 20 millones a cambio de no divulgar un informe fiscal sobre él fue el principio del final. La red comenzó a desmadejarse, la Unidad acabó disuelta y siete miembros de ella, expedientados.

A Mariano Navarro-Rubio Serres, el hijo del ex ministro de Franco (de Hacienda, precisamente), se le suspendieron sus funciones en la Agencia Tributaria. Otros dos de los inspectores expedientados (Sánchez Cortés y Sánchez Diezma) incurrían, según las investigaciones, en 'incompatibilidades manifiestas' al centrar sus inspecciones exclusivamente en personas de relieve o al mantener negocios relacionados con actividades en las que realizaba funciones de inspección.

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La limpieza de la Agencia Tributaria coincidió con el escándalo que estalló en Barcelona con los también empleados de Hacienda José María Huguet y Ernesto de Aguiar por presuntas corrupciones. Huguet y Aguiar reconocieron que tenían cuentas en Suiza con dinero no declarado al fisco. Las ramificaciones del caso Huguet-Aguiar llevó recientemente a la detención del que fue jefe de la Unidad de Inspección Provincial de Barcelona Álvaro Pernas, que había sido denunciado por tres presuntos intentos de cohecho.

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