Sharon se compromete a potenciar los asentamientos judíos
El plan no prevé la construcción de nuevos asentamientos, pero sí la potenciación de los ya existentes especialmente en Cisjordania, la posibilidad de ampliar las colonias del Neguev, concretamente la situada en las Dunas de Halutza, a poco menos de 20 kilómetros en línea recta de la franja de Gaza, donde los laboristas de Ehud Barak contemplan hacer concesiones territoriales a los palestinos, para que puedan construir una ciudad en la que albergar a los refugiados que se permita volver a la región.
Ariel Sharon se ha comprometido a convertir las Dunas de Halutza en una zona de expansión de colonias judías, ampliando el minúsculo asentamiento de Be'er Milka, en el que viven poco menos de una veintena de familias, y que recientemente recibió una subvención de unos 500 millones de pesetas para llevar a cabo obras de infraestructura, lo que supondría una hipoteca definitiva del territorio e imposibilitaría cualquier concesión a Arafat.
La expansión de los asentamientos será también importante en los Altos del Golán, según el programa de gobierno ultranacionalista, para reafirmar la presencia israelí en esta zona conquistada a Siria en 1967 y entorpecer así el proceso de diálogo que el actual Gobierno inició con el ex presidente Hafez el Asad y en el que se planteó la devolución de toda la meseta y el cierre de las colonias judías. Sharon piensa mantener el control del Golán, reafirmándolo como zona de seguridad, haciendo inviable así cualquier negociación con Damasco.
Los sueños colonialistas del líder del Likud contemplan por último el traslado a la región de Galilea, en el norte de Israel, de 500.000 ciudadanos judíos, con la excusa de 'potenciar y modernizar' las actuales poblaciones, de mayoría árabe, convertidas desde hace unos meses en centros de agitación y rebelión abierta en la que 13 árabes-israelíes han sido muertos a tiros por soldados israelíes.
Las ambiciones territoriales del probable vencedor de las elecciones se contradicen con aspectos de su programa de actuación, en el que refiriéndose a las negociaciones de paz se compromete a 'promocionar el proceso de paz', pero al mismo tiempo condiciona las conversaciones con los palestinos al 'fin del terror y la violencia contra Israel'. Subraya, eso sí, su firme decisión de no hacer concesiones sobre la soberanía de Jerusalén.
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