La deuda rompe al Espanyol
Con 5.500 millones de déficit, el club pone en venta a Galca y traspasa a Pochettino
Adiós Pochettino, Galca en venta... Mucho han cambiado las cosas en Montjuïc desde que el año pasado el Espanyol se proclamara campeón de la Copa del Rey. De la euforia que desató un título que el conjunto blanquiazul no conquistaba desde hacía sesenta años, se ha pasado a una situación en la que los aficionados ya no callan su descontento ni cuando el equipo gana. La crisis no es sólo deportiva. Los problemas económicos acucian a una entidad que, con la conquista del título copero, creyó ver una vía de escape a una complicada situación que se prolonga desde antes de que el Espanyol se viera obligado a vender el aún añorado estadio de Sarrià.
Pero, lejos de solventarse, los problemas se agravan cada vez más. Tanto, que el consejo directivo ha optado por la venta de sus jugadores más carismáticos como la vía más rápida de ingresos. Ayer fue Pochettino. 500 millones de pesetas han bastado para que el Paris Saint Germain se hiciera con sus servicios. El central argentino, cuya ficha ascendía a unos 190 millones de pesetas, llevaba siete años en el Espanyol. Hoy, mañana o alguno de estos días puede ser Galca, que el pasado verano firmó un contrato por cuatro temporadas a razón de 250 millones cada una. El jugador rumano también ha obtenido permiso del club para buscar un equipo que pueda costear su ficha. Aún no lo ha encontrado.
No es casual que sean Pochettino y Galca los dos jugadores puestos en el mercado por el Espanyol. Sus sueldos son los más elevados de la plantilla. No en vano, ambos jugadores renegociaron sus contratos al alza a principios de temporada. Ahora, la entidad no puede hacerles frente. ¿Error de cálculo de la directiva españolista? No deja de ser paradójico que, mediada la temporada, el club se vea obligado a deshacerse de dos de los jugadores a los que hace apenas unos meses aumentó la ficha porque el técnico, Paco Flores, los consideró imprescindibles.
Seguramente, las perspectivas de la junta españolista eran muy diferentes a principios de temporada. Entonces, el club se proponía consolidar una trayectoria apuntalada por la conquista de la Copa del Rey y, siguiendo el ejemplo de clubes como el Deportivo o el Villarreal, elevar el número de socios a unos 30.000. Ninguno de los objetivos se ha cumplido. Y lo peor: el club blanquiazul parece atrapado en un túnel del que no vislumbra la salida.
La gravedad de la situación comenzó a adivinarse en septiembre cuando, en una operación rocambolesca, el Espanyol trató de vender a su jugador más carismático, Raúl Tamudo, al Glasgow Rangers. Sólo la negativa en el úlitmo momento del club escocés, que en un principio se mostró dispuesto a pagar los 3.000 millones de la claúsula de rescisión, frustró la operación. El Espanyol se quedó sin los 3.000 millones y con el enfado de una buena parte de la afición que no entendió la actitud del club.
Peor aún. Cuando la situación de Tamudo era todavía incierta (el delantero llegó a pasar la revisión médica y no fue hasta finales de octubre cuando el Glasglow desestimó definitivamente su contratación), llegó la asamblea del club. La convocatoria, que rozó el esperpento, acabó con la retirada de la familia Lara y su grupo Planeta Deportiva del gobierno del club. No fueron los únicos: el presidente del club, Daniel Sánchez Llibre, anunció también su intención -luego la reconsideró- de abandonar la presidencia a finales de esta temporada. Fue también entonces cuando se conocieron las cifras de la precaria economía de la entidad. El Espanyol acumulaba una deuda que rozaba los 5.500 millones de pesetas. Algunos comprendieron entonces por qué el Espanyol buscaba desesperadamente los 3.000 millones del traspaso de Tamudo.
Frustada la operación, todo pareció volver a su cauce. Nada más lejos de la realidad. Pocas semanas después, la directiva tuvo que salir al paso de unas manifestaciones en las que el propio Paco Flores insinuó los graves problemas económicos aludiendo a ciertos impagos a los jugadores. En aquella ocasión, se trataba, simplemente, de un ligero retraso en el cobro de las primas por pasar ronda en la Copa. De hecho, tal y como sostiene la directiva, los jugadores siempre han mantenido que tienen todas sus nóminas al día.
Sin embargo, la entidad no encuentra fuentes de ingresos para enjugar la deuda. Y el equipo se encuentra, mediada la temporada, en una situación más que delicada. Si se consuma la marcha de Galca, Flores no sólo no habrá obtenido los fichajes que solicitó a principio de temporada; el técnico se habrá quedado sin dos de los jugadores que estimó imprescindibles. El equipo, que ha recuperado a Lardín presentado ayer oficialmente, vive también pendiente de la posible marcha de De Lucas, que podría acompañar a Pochettino en el club parisino en calidad de cedido. Y de la grada. Decimotercero en la tabla, parte de la afición cuestiona al técnico y abuchea el juego del equipo. El presidente tuvo que mediar la semana pasada para que las peñas controlasen los silbidos. Y ahora, la deuda del club provoca que el equipo se rompa a pedazos.
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