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¿Hay alguien en el Gobierno?

Cuando las cosas aparentemente van bien, cuando no existen grandes problemas que obstaculicen la marcha normal del conjunto de la sociedad, resulta fácil gobernar. Y eso es lo que le ha ocurrido al PP durante su primera legislatura.

Subido a un tren económico que recorría Europa con altos índices de crecimiento, el PP se ha dejado llevar. Ha gestionado basándose en encuestas, con un enorme aparato propagandístico que multiplicaba las acciones y disfrazaba las mentiras, pero sin gran interés en resolver los problemas que toda sociedad compleja tiene. La primera legislatura del PP han sido cuatro años de dulce sopor caracterizados por dos evidencias: el PP ha demostrado que no tiene ningún proyecto político y social para España que vaya más allá de sus propios intereses partidistas y, muchas veces, particulares o personales; y ha desmantelado los valores sociales de confianza en lo público, llevando una campaña voraz de privatizaciones, ventas de patrimonio, desmantelamiento del Estado de Bienestar, reducción de la sanidad pública a los mínimos permisibles...

No han gobernado, pero no se han estado quietos. Ha sido sorprendente la habilidad del PP para permanecer cuatro años en el gobierno de España actuando como si fueran una oposición de la oposición, y jugando continuamente al escondite evitando las responsabilidades y las respuestas a los problemas.

España va bien ha sido el eslogan que ha conseguido esconderlo todo.

El balance positivo de la economía ha permitido que la clase media haya podido crecer gracias al esfuerzo personal de cada familia, pero la pregunta es ¿qué ha hecho el gobierno por sus ciudadanos? Porque el mérito no está en apuntarse los tantos ajenos, sino en contribuir a que el crecimiento individual sea también una buena y justa distribución social que potencie el crecimiento colectivo y social.

La incógnita que se plantea a medio plazo es: si en los años de bonanza económica no ha habido capacidad por parte del PP para llevar adelante una correcta distribución económica, un aumento de las protecciones sociales, un reforzamiento del Estado de Bienestar, fundamentalmente en los pilares de la educación y la sanidad, una conquista mayor de derechos sociales como una vivienda digna y mayor seguridad en el empleo, una adecuada cobertura que permita a los excluidos del sistema económico poder ser reenganchados y tener una segunda oportunidad ¿qué ocurrirá cuando tengamos que apretarnos el cinturón? ¿Dónde estará entonces el gobierno?

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Hoy podemos contestar a esa pregunta viendo cómo actúa el Gobierno ante las dificultades que surgen.

En un mes podemos recoger una muestra clara de como los ministros y el propio Presidente del Gobierno huyen de sus responsabilidades, meten la pata, generan confusión y desconfianza y no saben responder a las preocupaciones de sus conciudadanos:

- La economía ya no va tan bien y el IPC se dispara; las promesas electorales del PP de bajada de impuestos (¿a quién?) o la eliminación del IAE ya se han olvidado; suben los productos de consumo y hay sectores que empiezan a padecer crisis, pero el ministro de Economía, Rodrigo Rato, ha desaparecido.

- El mayor problema que a todos nos preocupa es la brutal y asesina ofensiva terrorista de ETA sobre todos los ciudadanos españoles. Pero tras ella, se refugia el ministro Mayor Oreja quien parece eludir sus responsabilidades, y no sólo en esta materia tan importante, sino también en otros graves problemas de su competencia como la inmigración o la seguridad ciudadana de nuestras calles, tanto de día como de noche. Miles de inmigrantes sufren habitualmente innumerables problemas, pero al ministro sólo se le ocurre decir que mejor que no vengan.

- Las respuestas de los ministros de Agricultura y Sanidad ante el asunto de las vacas locas han generado más confusión y desconfianza, que tranquilidad, daños en el sector ganadero y nerviosismo en la ciudadanía.

- Todavía no sabemos los españoles qué opina el Gobierno o qué actuación va a emprender ante los problemas sanitarios de los soldados han trabajado en los Balcanes.

- En política internacional, el papel de nuestro gobierno ha sido penoso. El conflicto del submarino Tireless, ridiculizado por el Presidente Aznar, es una inquietud para los españoles que tienen que hacer frente cada día al futuro incierto de qué va a ocurrir. ¿Sigue siendo Piqué ministro de Asuntos Exteriores?

- Y si no hubieran suficientes problemas encima de la mesa, el Gobierno los genera atentando contra el Estado de Derecho con indultos tan cuestionados como el del ex juez Gómez de Liaño. ¿Quién ha de juzgar la actuación del ministro Acebes?

Nos hallamos, tal vez, ante el principio del fin de un ciclo político en el que el Gobierno del Partido Popular ha estado navegando en aguas tranquilas y con el viento a favor. Ahora que empieza a cambiar la dirección del viento y en el horizonte aparecen nubarrones, afloran las carencias de un Gobierno convencido, hasta ahora, de que con la propaganda se podía camuflar la realidad y de que la retórica podía sustituir a la acción política.

La realidad siempre acaba imponiéndose y sólo con actuaciones concretas se puede valorar si el PP sabe estar a la altura de las circunstancias. Que cada cual valore.

Ana Noguera Montagud es portavoz del Grupo Municipal Socialista-Progresista. Comité Federal del PSOE

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