Peritos del 'caso Azpiegitura' polemizan sobre el efecto de las inyecciones en la obra
El poder ha llegado a manos de los peritos en el caso Azpiegitura, la presunta estafa de 571 millones a la Diputación vizcaína. Mientras algunos de los peritos de la defensa, como el director del Centro de Estudios y Experimentación (Cedex) del Ministerio de Fomento, dicen que las inyecciones de sulfatos y cementos realizadas en la obra lograron, en el análisis en laboratorio, que el terreno tuviera una resistencia del 300%, los de la acusación cuestionan que nadie haya explicado por qué lo inyectado supera los 11.000 metros cúbicos.
Durante toda esta semana, expertos en cimentación y en inyecciones químicas han declarado ante el tribunal de la Audiencia de Vizcaya que juzga la presunta estafa a la Diputación en la cimentación de un edificio público. Es un anticipo de las comparecencias, la próxima semana, de los ex encausados y del diputado foral que inició el caso, José Luis Bilbao. La fiscalía cifra la estafa en 571 millones de pesetas, mientras la acusación particular, en representación de la Diputación, eleva el fraude hasta los 1.100 millones.
En las dos últimas sesiones, los peritos presentados por la acusación particular y las defensas, en representación del constructor Iñaki Ereño, han tomado momentáneamente las riendas de proceso. Con un lenguaje espeso, lleno de tecnicismos ajenos tanto al escaso público que sigue la vista como a los magistrados que juzgan a los encausados -el constructor, el arquitecto y dos aparejadores de la obra-, han desfilado por la sala ingenieros, catedráticos, expertos en cimentación y, sobre todo, en inyecciones químicas. Las acusaciones particular y pública sostienen que el constructor, Iñaki Ereño, vinculado al PNV, y el arquitecto y ex militante socialista, Alberto López, estafaron a la Diputación en las inyecciones que supuestamente realizaron en 1991 para consolidar la cimentación del edificio y evitar que tanto el vial como las casas próximas al inmueble en construcción se vinieran abajo.
300% de resistencia
La declaración del director del Cedex, Vicente Cuéllar -que ha emitido un informe sobre la actuación de la mezcla de los sulfatos de aluminio, magnesio y bario junto al cemento en la consolidación del terreno- reveló que las pruebas realizadas en su laboratorio sobre arcillas extraídas por Ereño en la obra indican que las muestras tratadas con los sulfatos que, supuestamente, han inyectado los acusados en la obra han alcanzado 'un 300% más de resistencia' que las que no han sido tratadas. El efecto real en el terreno fue calificado de 'importante' por Cuéllar, aunque este ingeniero reconoció que, en el terreno, el efecto de la mezcla inyectada 'se tiene que haber atenuado'.
Fue otro ingeniero, Marcos Pérez Alda, el que cifró la composición de la mezcla inyectada en un 94% de agua y un 6% de los tres sulfatos y cemento. Y fue el perito Salvador González Carcedo, el que introdujo en el mundo de los vivos los sulfatos. Aseguró que lo importante en lo inyectado no era la cantidad de sulfatos, sino que cada sulfato realizara su trabajo para consolidar el terreno: el magnesio, subir la temperatura para acelerar el efecto; el calcio, ayudar al efecto de contracción en las arcillas -'ordenarlas', como repitió con insistencia Carcedo -; y el aluminio, estimular el proceso químico que permite conseguir una compactación de las arcillas y, de paso, evitar que los edificios y el vial se vinieran abajo.
Las pegas, como no podía ser de otra manera, llegaron de la mano de los peritos presentados por la acusación. La polémica y el intercambio del micrófono para rebatirse mutuamente sacó por un momento a los peritos del complejo lenguaje que suelen utilizar. Y el de la acusación, el ingeniero Carlos Estefanía, realizó una pregunta clave: '¿Nadie nos ha explicado por qué se ha decidido inyectar 11.000 metros cúbicos y no 1.000 o 30.000, en vez de utilizar otras soluciones constructivas viables como el anclaje, que, además, sabemos cuanto cuestan?'.
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