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RELEVO EN LA CASA BLANCA

Washington se blinda contra los disturbios en la toma de posesión de Bush

El senador demócrata Edward Kennedy piensa desencadenar hoy una operación de obstruccionismo parlamentario contra esa confirmación.

Procedente de Tejas, que ha gobernado en los últimos seis años, Bush llegó ayer a Washington, para encontrarse con un tiempo desapacible y todas las conversaciones centradas en la confesión de adulterio del reverendo Jesse Jackson.

No obstante, Bush se incorporó de inmediato a la primera fiesta por su acceso a la Casa Blanca, la celebrada en el Mall, con Larry King, el presentador tejano de CNN, como maestro de ceremonias y el cantante puertorriqueño Ricky Martín como plato fuerte.

En esos momentos, Clinton se preparaba para el discurso televisado de despedida que iba a pronunciar en la noche norteamericana de ayer, la madrugada de hoy en España.

En el Senado continuaron ayer las audiencias de confirmación de los nombramientos de Bush. Solo una, la de Ashcroft, se desarrollaba en un ambiente polémico, aunque los demócratas reconocían que el político de Misuri estaba saliendo bien del paso y se encaminaba hacia su confirmación.

Cargos confirmados

Demócratas y republicanos aplaudían el criterio de Bush en los casos de Colin Powell (secretario de Estado), Christie Whitman (jefa de la Agencia de Protección Ambiental), Paul O'Neill (secretario del Tesoro) y Mel Martínez (secretario de Vivienda).

La experiencia y el talante moderado de esos cuatro ministros, y en particular Powell, garantizaba la aprobación parlamentaria de sus nombramientos.

Pero la pelea del caso Ashcroft proseguía. Y aunque el ultraderechista aspirante a la Fiscalía General ha reiterado que aplicará las leyes que protegen el derecho al aborto, el senador Edward Kennedy no se daba por satisfecho. La batalla postelectoral de Florida y el caso Ashcroft han otorgado el protagonismo al ala más progresista del Partido Demócrata y han reverdecido los laureles de Kennedy. Éste declaró ayer que se está planteando desencadenar una operación de obstruccionismo -filibusterismo en el lenguaje parlamentario de Estados Unidos- en el pleno del Senado, cuando la confirmación de Ashcroft sea sometida a votación.

Ese obstruccionismo podría retrasar lo que ayer parecía inevitable: que una mayoría del Senado ratifique el nombramiento de Ashcroft. El aspirante de Bush cuenta con el apoyo firme de sus 50 correligionarios republicanos y con luz ámbar de no pocos de los 50 senadores demócratas.

El comité de Asuntos Judiciales del Senado planeaba terminar hoy sus audiencias sobre Ashcroft y pasar directamente el caso a la votación del pleno.

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