'Seño, tengo pis'
El Ayuntamiento de Tres Cantos contrata a nueve personas para que cambien a los niños que se orinan encima porque los profesores no podían hacerlo
Ana Zarzo ha cambiado a lo largo de su vida a muchos niños que se habían hecho pis encima, entre ellos, sus cinco hijos. Y, desde el 9 de enero, esta mujer, que supera la cincuentena, ha retomado la tarea. Ha sido contratada, junto a ocho personas más, por el Ayuntamiento de Tres Cantos para dar solución a uno de los problemas más frecuentes de los padres de niños escolarizados en alguno de los nueve colegios públicos que hay en el municipio. La queja era la siguiente: cuando a los más pequeños se les escapaba el pis, sus padres recibían una llamada en casa o en el trabajo para que se acercaran a cambiarlos de ropa. Y claro, muchos de ellos no podían.
'Esto creó un cierto malestar entre algunos padres, que achacaban a los maestros el que sus hijos se hubieran quedado un tiempo con la ropa mojada', comenta Carmen Carmón, concejal popular de Educación del municipio. Y añade: 'Pero, claro, los maestros razonaban que no podían dejar sola a una clase entera para acercarse al baño a cambiar de ropa a un niño'. Este problema no atañe sólo a Tres Cantos, sino a la mayoría de los colegios de primaria de la región donde hay niños del segundo ciclo de infantil (entre tres y cinco años).
'Los padres están mucho más tranquilos y los maestros se han quitado un peso de encima'
Con tres años no es muy frecuente que un crío se haga pis encima. Pero entra dentro de lo posible, sobre todo en el primer trimestre, mientras se acostumbran al nuevo centro. De hecho, el PSOE propuso en la Asamblea de Madrid en abril de 1999 que la Consejería de Educación adoptase las medidas necesarias para que los maestros de los colegios -en las escuelas infantiles y guarderías no hay problemas- ayuden a sus alumnos más pequeños en todo lo relativo a la higiene.
El defensor del Menor, Javier Urra, también emitió una recomendación para que los profesores auxiliares echaran una mano en el asunto. Porque, aunque el último secretario de Estado socialista, Álvaro Marchesi, elaboró en 1995 una nota interna en la que recordaba a los maestros que debían colaborar en el asunto, ésta había caído en el olvido.
Por eso, el Consistorio de Tres Cantos ha decidido hacer de mediador en la guerra de los pises y buscar una solución pacífica. En los últimos presupuestos aprobó una partida de 25 millones de pesetas para crear una figura nueva. Sus funciones: atender a la higiene de los niños y mantener la limpieza de los servicios a lo largo del día, una cuestión complicada cuando conviven chavales de entre 3 y 12 años. 'No es una cuantía excepcional para el beneficio social que ha supuesto', comenta Carmón. 'Los padres están mucho más tranquilos y los maestros se han quitado un peso de encima: les suponía un problema tener que dejar la clase para ir a duchar a un niño que había tenido un escape de grifo'.
El perfil que se ha buscado es el de madre mayor o abuela joven. 'Queríamos un personal que tenga buena mano y al que le gusten los niños', comenta la concejal. Y con Ana Zarzo, desde luego, han acertado. O, al menos, la directora del colegio Ciudad de Columbia, Pilar González, está encantada. Ana entra por la puerta del despacho de la directora del centro vestida con una bata blanca. 'Hasta ahora sólo he tenido que cambiar a un niño, un pobrecito de tres años que el primer día se rezagó un poquito', comenta.
La Consejería de Educación ya ha valorado esta idea pionera: 'Es una iniciativa interesante que vamos a observar a lo largo del año', adelanta el director general de Centros, Amador Sánchez. Y asegura que la consejería está estudiando con los sindicatos una solución para que en los 178 municipios restantes no se siga produciendo el problema: o ampliar la plantilla de profesores o crear una figura nueva para estas funciones.
Carmen Ferrero, ex portavoz socialista de Educación en la Asamblea y miembro del Movimiento por la Renovación Pedagógica en Educación Infantil, insiste: 'Todo lo que se haga en tiempo escolar en la educación infantil es educativo. Por tanto, deberían ser los maestros, que son las personas de referencia, los encargados de limpiar a los niños'.
'Es que ahora no puedo...'
Rosa del Val, coordinadora de las asociaciones de padres de Tres Cantos, sabe lo que es que le llamen en mitad de la mañana porque su hijo se ha hecho pis encima y los profesores se niegan a cambiarle. Lo sabe porque trabaja como cuidadora de comedor del colegio Aldebarán (en este mismo municipio) y más de una vez ha tenido que levantar el teléfono para avisar a las familias de que su niño estaba mojado. 'Era un problema bastante gordo en este municipio porque hay muchísimos niños en educación infantil', relata. Y añade: 'Lo era sobre todo para las mujeres que trabajan. ¿Qué te van a decir?... Pues que no pueden acercarse ahora, que están a 30 kilómetros', explica esta madre que -aunque nunca se ha visto en la tesitura de parar su actividad laboral- sí ha tenido que lidiar con 'la indignación' de los padres a los que les ha tocado desplazarse para cambiar a sus hijos. 'Hasta ahora hemos ido paliando el problema como podíamos: llamando a una vecina, a una abuela o pagando a alguien para que estuviera atento', dice. Algunas asociaciones de padres llegaron incluso a contratar a una persona para que estuviera de guardia. Pero esa respuesta no satisfacía a nadie. 'Lo que no entiendo es cómo hasta ahora no se ha buscado una solución, porque era una demanda del consejo escolar sectorial', comenta Rosa. Los padres están encantados. 'Es de sentido común que un crío de tres años no puede quedarse mojado una hora porque los maestros de los colegios no quieren cambiarle. Máxime cuando en las guarderías los educadores no han presentado nunca pegas', explica.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.