¡Terremoto!

(...) La población salvadoreña sufre de nuevo el embate inmisericorde de la naturaleza por un fenómeno natural altamente destructivo, de esos que periódicamente nos azotan y nos hieren en lo más vivo. Los terremotos más recientes se han sucedido con frecuencia cada vez más próxima, y eso hace que cada cierto tiempo tengamos que dedicar grandes esfuerzos y energías a solventar necesidades inmediatas y urgentes derivadas de las catástrofes. (...) En situaciones como ésta, siempre se pone a prueba el espíritu de estoicismo y solidaridad del pueblo salvadoreño. Es un espíritu que siempre ha salido airoso en situaciones tan graves y dolorosas como ésta a la que ahora nos enfrentamos. Y esta vez sentimos que el ánimo solidario es aún más fuerte, porque nuestra sociedad ha venido madurando aceleradamente en los años recientes.

(...) Todas estas terribles circunstancias deben motivar un movimiento de amplitud también nacional, para emprender las primeras tareas de auxilio y reconstrucción. No hay que perder ni un solo instante.

(...) Éste es uno de esos momentos en que urge dejar de lado cualquier tipo de diferencia, para lograr una unión muy fuerte en beneficio de los damnificados y de la sociedad en general, que cuando se dan sucesos de esta índole queda siempre con heridas muy hondas, que se suman a las que han venido acumulándose en el tiempo. Ésta es una prueba más, en el largo vía crucis de nuestras calamidades naturales. Que Dios nos acompañe e inspire para superar otra vez la prueba.

San Salvador, 14 de enero