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Duran afirma que la actual crisis de CiU es la 'más grave' de la historia de la coalición

Enric Company

La dirección de Unió ha adelantado al próximo miércoles, día en que Duran regresará de un viaje oficial a México, la reunión de su comité de gobierno prevista para el viernes. En ella abordará la crisis de la coalición. El miércoles se habrán celebrado los primeros contactos entre la secretaria general de Unió, Núria de Gispert, y el convergente Xavier Trias para abordar la 'refundación' de la coalición. De Gispert ha entregado ya a Convergència un documento con la posición inicial de Unió.

Es improbable, no obstante, que el miércoles se produzca un acuerdo. Una vez que Pujol ha decidido que Artur Mas sea el próximo candidato de CiU a la presidencia de la Generalitat, Unió quiere que el futuro líder dirija la coalición de forma distinta a como lo ha hecho Pujol. Y eso no se cambia en un par de días.

Entretanto, lo que se baraja es una remodelación del Gobierno en la que el ascenso de Mas a conseller en cap -equivalente a jefe del Ejecutivo catalán- provocará cambios, por lo menos, en las carteras de Economía, Presidencia y Cultura, pero que según cómo se desarrolle alcanzará también a la Consejería que encabeza Duran Lleida, la de Gobernación.

Los portavoces de Unió destacan estos días que una cosa es aceptar a Mas como conseller en cap y como futuro cabeza de cartel electoral para la Generalitat y otra asumir que Unió sea siempre 'el socio menor' de la coalición. 'Queremos un cambio en la cultura de la coalición', sostienen los democristianos.

Hasta ahora, todo en CiU ha estado condicionado por la excepcional personalidad de Jordi Pujol, que al fin y al cabo es el fundador de Convergència, no de Unió. Y que, como ahora se ha visto, toma sus decisiones en clave convergente. El cambio ha de consistir, afirmó ayer De Gispert, en que las decisiones importantes para el Gobierno y la coalición las discutan también el Gobierno y la coalición. 'Si el nombramiento de un conseller en cap es un primer cambio', afirmó, 'entendemos que se ha de tratar también en este marco'.

Lo que preocupa más a Unió, sin embargo, es que en los últimos años se han consolidado en Convergència varios factores hostiles a Unió. Uno de ellos es el aparato de partido creado por el anterior secretario general de CDC, Pere Esteve. Otro es la generación de dirigentes soberanistas, que van ocupando puestos clave, como acaba de suceder en la federación local de Barcelona de CDC, desplazando a políticos de perfil moderado.

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Este contexto tiende a perpetuar a Unió como una simple ala democristiana, y menor, de Convergència. Unió quiere acabar con esta situación. Y muchos de sus dirigentes están decididos a que si ahora no se logra el reequilibrio, Duran abandone el Gobierno catalán, los 15 diputados de Unió en el Parlament formen grupo propio, y a partir de ahí reiniciar una negociación en la que los democristianos aspiran a la paridad. Eso significa, dicen, que si CDC encabeza la candidatura autonómica, Unió puede encabezar la de las elecciones generales. Y alcanzar la paridad entre los dos partidos en el reparto de cargos y responsabilidades de la coalición a todos los niveles.

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