Clinton asume que no hay tiempo y acepta que sea el presidente Bush quien apadrine el proceso de paz
Bill Clinton reconoció ayer que el estado de las negociaciones entre israelíes y palestinos hace prácticamente imposible que él pueda apadrinar un acuerdo definitivo de paz en Oriente Próximo en los siete días que le quedan en la Casa Blanca. En declaraciones a la prensa a bordo del Air Force One, Clinton dijo que ese acuerdo 'será la responsabilidad del próximo Gobierno [de EE UU] y del ganador de las elecciones israelíes, sea el que sea'.
Clinton, no obstante, seguirá presionando para que israelíes y palestinos sellen algún tipo de pacto en los próximos días, aunque sea una declaración de intenciones, lo que en el argot diplomático estadounidense se llama 'un mapa de carreteras'. Pero acepta que se le está escapando la posibilidad de que el último gran acto de su presidencia sea la firma en la Casa Blanca del tratado final de paz entre israelíes y palestinos.
Esa firma, si se produce algún día, la presidirá Bush, el hijo del presidente que, con la conferencia de paz de Madrid, inició el proceso. El equipo de Bush guarda un silencio diplomático sobre los denodados esfuerzos de Clinton para alcanzar ese tratado final contra el reloj del inevitable final de su mandato. Pero tanto el presidente electo como sus principales colaboradores en política internacional han señalado que reanudarán el trabajo en el punto en que lo haya dejado el presidente saliente.
Clinton se felicitó ayer porque 'el Gobierno israelí y la Autoridad Palestina hayan, como mínimo, alcanzado un acuerdo sobre los parámetros' de la última fase del proceso de paz. También señaló que 'la determinación de las dos partes se ha intensificado' en los últimos días, pero reconoció que 'las circunstancias' -el poco tiempo que le queda en el cargo- son 'desfavorables' para que sea él el presidente norteamericano que pase a los libros de historia como el padrino del final del conflicto entre israelíes y palestinos.
Las conversaciones celebradas en el paso de Eretz, en Gaza, concluyeron en la madrugada de ayer sin avances significativos, aunque con las dos partes expresando su intención de reanudarlas en breve. Clinton recibió la noticia a bordo del avión presidencial, en el que ultimaba una gira de despedida por diversos Estados del noreste estadounidense.
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