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Reportaje:

Más cuento que Calleja

'Tesoros de la literatura infantil', ofrece en Vitoria una muestra de las publicaciones para niños'Tesoros de la literatura infantil', ofrece en Vitoria una muestra de las publicaciones para niños

'Tienes más cuento que Calleja' dice el refrán popular. Y no anda descaminado si se acude a visitar la exposición Tesoros de la literatura infantil que el Centro Cultural Montehermoso de Vitoria presenta hasta el próximo 4 de febrero. La muestra, exhaustiva, recorre el libro para los más pequeños desde principios de siglo hasta los años 60, con especial atención a los tebeos y los álbumes de cromos.

Como se comprueba en un primer vistazo, la editorial Saturnino Calleja fue la principal impulsora de la introducción de unas ediciones específicas para los más pequeños. Ahí están para demostrarlo numerosos ejemplares, que se presentan en el claustro de Montehermoso, junto con otros libros procedentes de Francia, Reino Unido o Alemania, de donde procede ese volumen titulado Der Struwwelpeter, fechado ya en 1830.

Pero el grueso de la exposición se encuentra en la primera planta, en la que se recibe al visitante con una reproducción de un aula de principios de siglo con media docena de pupitres, junto con aquellos mapas que cubrían los muros de clase con la reproducción de todos los países del mundo o las partes del cuerpo humano. Alrededor de esta escenografía las paredes aparecen salpicadas de vitrinas en las que se muestran tanto los libros que han forjado la educación y la diversión de las últimas generaciones como los juguetes que acompañaban aquellas lecturas.

La finalidad de la exposición Tesoros de la literatura infantil es ofrecer un recorrido comparativo del tratamiento que se ha dado a la edición de libros a lo largo de su historia. Pero también se introducen algunas variantes, como el apartado dedicado a aquellos ingeniosos volúmenes infantiles, que en inglés reciben el nombre de pop up book (libros sorpresa).

En esta muestra se puede observar cómo el diorama se incorporó al libro infantil como principal elemento de ilustración, para crear imágenes móviles y desplegables. Su origen está en el Panoramoscopio creado en Alemania en 1730, que consistía en una progresión de planos y fondos huecos en el centro, que se veían a través de una lente de aumento, dentro de una caja parecida a un túnel.

Mucho más tiempo tiene la afición por coleccionar cromos, que se puede remontar a las tablillas sumerias, que se reprodujeron después en la cultura latina. En la exposición se presenta una cuidada colección de álbumes de cromos editados entre 1920 y 1960, dedicados sobre todo a temas científicos, técnicos, culturales en fin, lo que contrasta con los motivos que dominan en los cromos de hoy.

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Y no podía faltar la mención al tebeo, palabra que procede de una revista que dejo huella en los infantes de la posguerra española: el TBO. Junto con la referencia a este título, se encuentra una completa muestra de títulos memorables, desde los inefables Roberto Alcázar y Pedrín, al aventurero Capitán Trueno (que Bajo Ulloa se dispone a adaptar al cine) o Batman, cuya figura recibe al visitante a la exposición.

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