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Vientos de 160 kilómetros complican el rescate de la última víctima del temporal

Los equipos de rescate que buscan bajo la nieve del Pirineo catalán el cuerpo de la montañera Maria Àngels Belsa, la última que queda por hallar del grupo de ocho que desaparecieron durante el temporal del pasado sábado, soportaron ayer vientos de hasta 160 kilómetros por hora. Los helicópteros debieron permanecer en tierra a partir de media mañana y hacia las 15.30 el temporal obligó a evacuar rápidamente todos los efectivos.

La quinta jornada no fue del todo infructuosa puesto que se hallaron los dos pares de esquís de los dos hombres del grupo en el que se encontraba la montañera y las raquetas de nieve de ella. El hallazgo, realizado en el Clot de la Congesta, en la parte más alta del torrente de la Fontlletera, permite delimitar con más exactitud el perímetro de búsqueda.

Según Josep Maria Padrosa, director general de Emergencias, todo hace suponer que los tres montañeros decidieron abandonar el camino y precipitarse por el torrente para utilizarlo como vía de escapada de un temporal que se les echaba encima. Las raquetas de nieve de Maria Àngels Belsa aparecieron a tan sólo unos 70 centímetros del lugar donde fue hallado su esposo, Josep Miralles. En la misma perpendicular se halló la tercera víctima del grupo, Josep Marí. A pesar de que la lógica indica que el cuerpo de Belsa, con una seria minusvalía ocular, debería hallarse junto al de su esposo, el testimonio de Josep Maria Vilà, convaleciente en el hospital y único superviviente del otro grupo de montañeros, ilustra sobre la dificultad de mantener juntos a todos los expedicionarios. Según fuentes médicas, Vilà intentó a toda costa hacer una piña humana con sus compañeros para resguardarse de los elementos, pero la violencia del viento y la nieve los separó sin remedio.

Los partes meteorológicos prevén para hoy la entrada de viento de Levante y posibles nevadas a partir de mediodía. Carles Rosa, amigo de la desaparecida y experimentado montañero, agradeció ayer la tarea de los equipos de rescate y reconoció que trabajan en condiciones durísimas.

Polémica institucional

El grueso de la operación lo forman efectivos de los Bomberos de la Generalitat, pero también participan Mossos d'Esquadra, la policía andorrana, bomberos de la Comunidad de Madrid, Guardia Civil, Cruz Roja y policía francesa. La composición de los equipos de rescate ha propiciado en los últimos días una polémica que ayer alcanzó caracter institucional. Después de difundirse que entre los equipos de la Guardia Civil de Montaña había cierto malestar por la poca implicación del cuerpo en las tareas de rescate, ayer la Delegación del Gobierno en Cataluña afirmaba a la agencia Efe que la Generalitat no había solicitado su intervención. El consejero de Interior, Xavier Pomés, replicó que ya el mismo domingo, cuando se denunció la desaparición, la Generalitat se puso en contacto con la Guardia Civil, que dijo no disponer de efectivos en aquel momento, ya que estaban desplegados en tareas de vigilancia de las personalidades que se encontraban en la Val d'Aran. Pomés reconoció que no había solicitado la ayuda por escrito, pero indicó que no se había marginado a la Guardia Civil ya que también el lunes estuvo en contacto con sus máximos responsables. Éstos ofrecieron más tarde un helicóptero, que no se consideró necesario porque ya había tres en la zona.

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Por su parte, la Asociación Unificada de Guardias Civiles emitió ayer un comunicado en el que lamenta que sus superiores no dieran prioridad a este servicio, teniendo en cuenta que la unidad de montaña de este cuerpo conoce perfectamente la zona, y critica que sólo destinaran a esta misión a dos agentes.

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