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El perfil de la ciudad de Roma se mantiene durante cinco siglos

Una exposición del palacio Poli recoge 70 panorámicas en dibujos y grabados

La exposición contiene dibujos, grabados, lienzos y mapas realizados entre los siglos XV y XIX, a los que se añade el último alzado de la ciudad, hecho para conmemorar el Jubileo de 2000.

El recién restaurado palacio Poli, junto a la Fontana de Trevi, que será sede definitiva del Istituto Nazionale per la Grafica, hospeda una muestra realizada básicamente gracias al propio archivo del centro y a las aportaciones de la Biblioteca Apostólica Vaticana, que viene a cerrar, por decirlo así, el autohomenaje que Roma se dedica en el año del Jubileo a punto de concluir.

La muestra incluye decenas de vistas panorámicas de la ciudad: diseños, grabados, dibujos y algunas pinturas de artistas italianos y extranjeros embrujados por la belleza de Roma. Las vistas que se proponen al visitante, no son únicamente las de las postales de los monumentos más conocidos de la ciudad, sino panorámicas tomadas a vuelo de pájaro que representan amplios fragmentos del tejido urbano.

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Desde la esquemática miniatura en pergamino de Pietro del Massaio, fechada en 1469, o el famosísimo diseño a pluma obra de Alessandro Strozzi de 1474, hasta la planta de la ciudad realizada para conmemorar el Jubileo de 2000, Roma mantiene sus lujosas constantes artísticas de manera admirable.

Alteraciones

Pocas ciudades han partido también de una base patrimonial tan abrumadora. A mitad del siglo IV de nuestra era, recuerda el especialista Antonio Giuliano en el catálogo de la exposición, 'la ciudad poseía 28 bibliotecas, 6 obeliscos, 8 puentes, 11 foros, 10 basílicas, 11 termas públicas, 18 acueductos, 9 circos y teatros, 2 columnas conmemorativas, 15 fuentes ornamentales, 22 estatuas ecuestres, 80 estatuas doradas, 74 de marfil, 36 arcos triunfales, además de cuarteles del ejército, de la policía y de los bomberos'.

Muchas de estas joyas fueron fagocitadas por artistas posteriores que se sirvieron del metal y el mármol de los monumentos antiguos para construir palacios de cardenales e iglesias dedicadas a la nueva y cada vez más pujante fe religiosa: el cristianismo.

Abandonados a su destino, los templos, termas y palacios romanos pasaron a ser desde la Alta Edad Media canteras de materiales de construcción. El tiempo ha cambiado muchas cosas en Roma, pero se trata siempre de alteraciones orgánicas que no desfiguran ni distorsionan la ciudad. Algunas barriadas medievales desaparecieron en los años treinta bajo el impulso modernizador de Mussolini, caso del borgo pegado a la basílica de San Pedro, que fue derribado para dejar paso a la avenida de la Conciliación.

De la Biblioteca Apostólica Vaticana procede la primera xilografía de Roma, de autor anónimo, que figuraba en el Supplementum chronicarum, tratado medieval escrito con la intención de recoger en un único volumen las noticias históricas más interesantes de todos los países desde la creación del mundo. Uno de los diseños más curiosos que se exhiben en el palacio Poli es el realizado en 1538 por el artista belga Hendrick van Cleef. El dibujo, hecho a pluma con tinta marrón y acuarelas sobre pergamino, muestra un panorama imaginario de Roma vista desde la colina del Oppio.

Entre los diseños correspondientes al siglo XVIII destacan una famosa visión del Foro Romano de Giovanni Battista Piranesi y un aguafuerte de Giuseppe Vasi realizado por encargo del rey español Carlos III, en el que se recoge una de las más amplias vistas de Roma, desde la colina del Gianícolo.

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