'No hacemos una escuela elitista, pero seremos selectivos'
Hombre optimista y con una permanente sonrisa en sus labios, Gerard Claret (Andorra, 1951), violinista, director de la Orquesta Nacional de Cámara de Andorra, director artístico del Festival de Música de Ordino (Andorra) y desde el pasado 20 de diciembre también director de la Escuela Superior de Música de Cataluña (Esmuc), vive con aparente tranquilidad la sucesión de protestas que los estudiantes de música de los conservatorios de Cataluña expresan contra la política de educación musical de la Generalitat y la nueva escuela. Ésta depende del Departamento de Enseñanza y empezará a funcionar a partir del curso 2001-2002. En sus manifiestos, los alumnos califican la escuela de 'elitista' y la acusan de 'cara y de ofrecer un número insuficiente de plazas'. 'Me he ofrecido a los estudiantes de música como interlocutor siempre que quieran', dice Claret, y asegura: 'No estamos haciendo una escuela elitista, pero sí seremos selectivos, porque no todo el mundo puede entrar en las escuelas superiores'.
Pregunta. Violinista en activo, director de orquesta, profesor en la Escuela de Música de Barcelona y en el Conservatorio de Andorra. ¿Se puede hacer todo esto y ser director de la Esmuc?
Respuesta. Cuando me propusieron el cargo creí que el trabajo requería dedicación exclusiva y no me interesaba dejar todo lo que hacía para dedicarme a ser sólo director de la escuela. Pero se me dijo que querían a un músico en activo, un intérprete con experiencia docente, y que tendría todas las facilidades para continuar con mi faceta de violinista y de director de orquesta.
P. ¿Pero es compatible ser director de una escuela de música pública y a la vez profesor de violín de una escuela privada y docente en un conservatorio de otro país?
R. No tengo la obligación de dejar todo lo que estoy haciendo como docente, pero si ya no tengo tiempo con todo lo que hago, si además ahora quiero ser el director de la Esmuc debo restar cosas. He aceptado el cargo con ilusión y voy a dedicarle mucho tiempo. Es cierto que hay una parte ética. Si soy director de la Esmuc, difícilmente puedo continuar siendo profesor de violín en la Escuela de Música de Barcelona. Pero se trata de una cuestión básicamente de falta de tiempo. Eliminaré responsabilidades y limitaré mis objetivos a mi actividad como violinista, a la Orquesta de Cámara de Andorra y la Esmuc.
P. ¿Además de director, ejercerá de profesor de violín?
R. Aparte de la labor organizativa, quiero tener alguna responsabilidad docente. No quiero, sin embargo, impartir clases de violín; es una gran responsabilidad y requiere una dedicación plena. Mi idea es dar clases de música de cámara, que requiere una dedicación de tiempo menor, unas tres horas a la semana.
P. La Esmuc empieza de cero. Eso supone ventajas, pero también existen inconvenientes, como los manifiestos y las protestas de los alumnos de los conservatorios en el Auditori de Barcelona, el Palau de la Música Catalana y el Liceo.
R. Acepté la dirección porque me interesa el proyecto de crear una escuela nueva. La LOGSE marca unos parámetros, pero la interpretación de la ley ofrece un margen suficiente para formar un centro con criterios propios. En este sentido, lo importante es crear un equipo de personas que respiren, pese a la diversidad, de la misma manera. Que tengamos todos los mismos objetivos, a medio plazo, respecto a lo que tiene que ser la Esmuc. Sólo encuentro cosas positivas al hecho de empezar de cero. Es cierto que existen una serie de problemas colaterales, pero que nada tienen que ver con la escuela. Problemas que se arrastran de los conservatorios y del funcionamiento del sistema educativo musical que ha imperado hasta ahora. Problemas que arrancan de abajo, de los grados elemental y medio, de la falta de tiempo para estudiar que padecen los niños que quieren dedicarse a la música. Esto debe resolverlo el Departamento de Enseñanza, pero son asuntos diferentes. La polémica que existe se debe a que la información que han recibido los alumnos no es la adecuada.
P. ¿El Departamento de Enseñanza no ha informado adecuadamente de lo que será la Esmuc?
R. No lo sé.
P. ¿Cree que cuesta asumir de golpe un cambio cuando ha estado vigente un mismo plan de estudios desde 1966, desde hace más de tres décadas?
R. Pienso que no se ha asimilado que hay que cambiar el chip. Dicen que 600 plazas, cuando la escuela funcione a pleno rendimiento, son insuficientes. Que se necesitan 2.000 o 2.500. Dudo que sea así. Conozco a muchos alumnos que estudian cursos superiores y que desde mi punto de vista no están capacitados para ello; alumnos de conservatorios tanto de Cataluña como del resto de España. Pero quiero que sepan que las puertas de la Esmuc estarán abiertas para todos los que demuestren tener el nivel para cursar estudios superiores.
P. ¿Cuál es ese nivel y cómo se podrá acceder a la escuela?
R. No se entrará automáticamente con tener aprobado el grado medio. No es suficiente. Todos los alumnos deberán superar una prueba de acceso. Es algo común en las escuelas superiores de todo el mundo. Los alumnos de conservatorios van bastante despistados cuando piden que la entrada sea automática y que las notas de grado medio sirvan para acceder a los cursos de grado superior. Hay que superar una prueba de acceso, como se hace en todo el mundo. El centro es el que debe marcar el nivel y el de la prueba de acceso. En buena lógica, los alumnos que hayan finalizado el grado medio pueden entrar, pero actualmente creo que el nivel no es el óptimo en España. En cualquier caso, se trata de una escuela nueva y habrá un periodo de adaptación de niveles. Pero me gustaría que la Esmuc fuera un centro de referencia en este aspecto y que los conservatorios de grado medio y las escuelas de música -no hago distinciones entre centros públicos y privados- sepan un poco más cuál es el nivel que deben impartir.
P. ¿Tan bajo es el nivel de la enseñanza musical en España?
R. Estamos en el furgón de cola, tanto en la enseñanza pública como en la privada. Para que la escuela funcione bien, todo lo que hay debajo debe reorientarse. Si cuesta entrar en la Esmuc, las escuelas públicas y privadas intentarán esforzarse para que sus alumnos puedan superar el nivel de las pruebas de acceso, que quizá ahora no saben cuál es. En España, sólo se salva por su alto nivel de enseñanza la Escuela de Música Reina Sofía. Los alumnos que protestan dicen que no quieren una escuela superior de música elitista. Estoy de acuerdo con ellos, pero sí debe ser una escuela selectiva. No todo el mundo puede entrar en las escuelas superiores.
P. ¿La Escuela de Música Reina Sofía es el modelo?
R. Desde mi punto de vista no. Es una escuela que ha dado muy buenos resultados a nivel individual y de grupos de cámara. Pero no es el modelo que se debe seguir. Por lo que sé, el ambiente es excesivamente competitivo. La formación de los alumnos como instrumentistas es muy sólida, pero no estoy seguro de que la formación como persona-músico sea la óptima. Nosotros queremos formar músicos, pero también personas.
P. También hay quejas de que será una escuela cara.
R. Los alumnos pagarán el 10% del coste real de los estudios. Cada vez es más inasumible en la enseñanza pública que todo el coste recaiga en la Administración. Es cierto que en el nivel de estudios superiores ésta será una carrera cara, porque la enseñanza de instrumentistas es individualizada, un profesor por alumno. Pero habrá becas para todos los que merezcan estudiar y no puedan pagarlo.
Un local provisional para empezar
El edificio del Auditori de Barcelona debe ser la sede de la Escuela Superior de Música de Cataluña, pero el Auditori, inaugurado en marzo de 1999, dista mucho de ser un edificio terminado. El 40% de la superficie todavía está por terminar. Faltan la sala de música de cámara, el Museo de Música y la Esmuc, que ocupará buena parte de ese espacio. Las obras para convertir ese espacio en la escuela todavía no han empezado y el próximo mes de septiembre, cuando comience el primer curso, los alumnos estudiarán en locales provisionales. 'Espero que sólo sea un curso. Me da mucha rabia, pero es así', dice resignado Gerard Claret, quien sólo ve aspectos positivos al hecho de que la escuela se instale en el Auditori. 'Allí está la Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya y se puede establecer un acuerdo para que alumnos becarios puedan participar en proyectos de la orquesta, como ocurre en otros países, aunque sólo sea en ensayos para adquirir experiencia', explica. 'Creo que la música debe dejar de ser sólo música y tiene que estar relacionada con todas las artes. Justo al lado del Auditori, aunque se den la espalda, está el Teatre Nacional de Catalunya, y ojalá que también cerca hubiera una escuela de artes plásticas. Siempre he soñado con esas grandes escuelas americanas donde la música y el arte dramático conviven; los músicos saben interpretar y los actores saben bailar y cantar'.
El jazz, la música moderna y el flamenco son tres disciplinas cuyos estudios no han tenido cabida en los conservatorios. La LOGSE sitúa estas tres disciplinas al mismo nivel que la llamada música clásica, que hasta ahora ha copado de forma exclusiva los planes oficiales de estudios musicales. 'Me parece muy bien que al jazz, la música moderna y el flamenco se les reconozca y se puedan estudiar en las escuelas superiores de música, que imparten la misma titulación que las universidades', dice Gerard Claret. 'Ojalá nunca hubiera existido esa separación entre la música considerada culta y la popular. Considero que cuando a una persona se la obliga a salir de su marco de acción debe hacer un esfuerzo que es positivo y enriquecedor. Espero que todos los que estudien violín o cualquier otro instrumento clásico tengan de vez en cuando ganas de interpretar jazz, música moderna y, ¿por qué no?, flamenco. Será positivo para todos'. Además de instrumentos de música moderna, jazz y flamenco -al que se ha adscrito al departamento de instrumentos de música tradicional, junto con los de la cobla-, la Esmuc impartirá clases de instrumentos de música clásica y contemporánea, de música antigua, dirección de orquesta, composición, musicología, pedagogía musical, promoción y gestión musical y la nueva disciplina de sonología, destinada a formar expertos en tecnologías musicales y tratamiento del sonido.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.