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Gorafe expone su hilarante obra en el pueblo del que tomó su pseudónimo

El artista usa con ironía objetos reciclados para voltear la realidad

Alejandro Gorafe ha cumplido un sueño: exponer su obra en el pueblo del que tomó su pseudónimo. Gorafe en Gorafe es la exposición antológica del artista (nacido en Granada en 1962) que se muestra en las casas-cueva abiertas por el Ayuntamiento del pueblo y en la que se mezclan la fina ironía con un poderoso sentido del humor. Objetos reciclados a los que Gorafe cambia por completo su función, títulos surrealistas para conceptos desquiciados y locuras geniales jalan la exposición.

"Dios-trías"

La muestra antológica tiene su historia. Cuando Alejandro García del Saz, verdadero nombre de Gorafe, tenía ocho años, recibió un paquete de Estados Unidos. Un amigo geólogo de su padre, Roald Fryxells, que trabajaba para la NASA, le envió como regalo un modelo a escala del módulo lunar con el que Armstrong y Hardin pusieron el pie en la Luna. El regalo era tan inusual en Granada que el pequeño salió en los periódicos como el niño al que la NASA había reclutado para ser astronauta en el futuro. Durante años, él mismo creyó esa historia, hasta que descubrió que sólo había sido un regalo de Navidad.Años después, cuando había tomado el pseudónimo de Gorafe -pueblo natal de su familia- el artista descubrió que, desde cierta perspectiva, el paisaje que rodea el municipio era absolutamente lunar y que, muchas de sus obras, inconscientemente, reproducían de algún modo el módulo lunar que le habían obsequiado.

Gorafe expone así en su Luna particular, unas casas-cueva recién abiertas por el Ayuntamiento que están siendo inauguradas por la exposición y donde permanecerá abierta al público hasta el 6 de enero.

Allí pueden contemplarse las creaciones más sorprendentes del artista, como la figura de un niño Jesús a la que le ha colocado unas gafas de gruesos cristales y que tiene como título Niño Jesús con 6 Dios-trías o una lámpara de araña que, en lugar de bombillas, tiene las ocho piernas de una mujer maniquí. El título es La mujer araña.Discos compactos rotos, manivelas de puertas, objetos de ferretería y todo tipo de cacharros reciclados son el material con el que trabaja Gorafe. Una vieja silla abandonada, llena de puntillas hacia arriba en el asiento, lleva por título ¡Ojo, que pincha! Hasta tal punto llegan las ocurrencias, que un día encontró abandonado en la calle uno de esos cocineros de cartón en los que los bares anuncian sus menús. En lugar de la carta de comidas, Gorafe reprodujo la pintura El sacrificio de Isaac.

Un Cristo colgado de una percha (Crucificción) o el cráneo de un perro cuyos ocho huesos han sido pintados de un color diferente con el nombre de una ciudad andaluza (El perro andaluz) son otras de las obras más sugerentes del granadino, que continuamente le está dando la vuelta a la realidad.

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