Taizé invade Barcelona
"He venido a Barcelona para encontrarme con jóvenes que compartan mis sentimientos e inquietudes sobre Dios y el mundo". Johanna Barall, de 19 años, viajó durante casi 20 horas en autocar desde Alemania para participar en el vigesimotercer encuentro de jóvenes cristianos, que ha organizado la comunidad ecuménica de Taizé en la capital catalana.No es la primera vez que esta chica, cristiana pero no católica, asiste a uno de los encuentros que la comunidad, fundada por el hermano Roger en 1940, organiza cada año. La muchacha afirma que estas reuniones le brindan la oportunidad de contactar con gentes de las diversas confesiones cristianas, ya que acoge a miembros de la Iglesia reformada, como ella, a católicos y a ortodoxos, provenientes de Polonia, Francia, Eslovenia y Noruega, entre otros países.
Barcelona acoge, desde ayer y hasta el lunes, a unos 80.000 jóvenes cristianos de 35 países europeos. Más de 1.100 autocares y varios trenes especiales llegaron desde primera hora de la mañana de ayer a la ciudad. Unos 3.000 voluntarios, que han trabajado en los preparativos del encuentro desde finales del verano, se encargaron de recibir a los asistentes e indicarles su lugar de alojamiento (casas particulares, parroquias y centros escolares de Barcelona y su área metropolitana). Los voluntarios proporcionan a los jóvenes planos de la ciudad y de la red de metro y ferrocarriles, y les señalan la dirección donde serán acogidos y los sistemas de transporte hasta los lugares comunitarios de oración.
Unos 35.000 asistentes proceden de países del este de Europa y 30.000 son españoles, la mayoría catalanes. La mitad de los peregrinos se hospedarán en parroquias y escuelas. La otra mitad vivirá con familias que se han ofrecido para acogerles.
Las principales actividades del encuentro se celebrarán en el recinto ferial de Barcelona, en Montjuïc. Los 80.000 jóvenes se encontrarán cada mediodía para comer y participar en una plegaria común. Para las tardes se han organizado sesiones de reflexión y debate sobre asuntos religiosos, sociales y culturales. El momento culminante del día será el de la oración comunitaria, a las siete de la tarde, que incluirá una breve alocución del hermano Roger.
El encuentro busca "profundizar en la formación y el desarrollo de la vida interior de los jóvenes", explica Émile, miembro de la comunidad desde hace 25 años. "Se trata de descubrir fuentes de fe, de paz y de esperanza a través de la meditación y la oración para que los jóvenes asuman una responsabilidad humana y puedan hacer algo para mejorar la sociedad donde viven".
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