Rajoy presume de Gobierno reformador y dialogante en su balance de ocho meses

El vicepresidente primero del Gobierno, Mariano Rajoy, compareció ayer en La Moncloa para relatar un pormenorizado balance de la "intensa" actividad del Ejecutivo en sus primeros siete meses de gestión tras el triunfo electoral. Rajoy barajó todo tipo de datos para intentar demostrar que este inicio de legislatura había resultado el más fructífero, tanto en los ministerios como en el Parlamento. Y presumió especialmente de lo ambicioso de las reformas emprendidas y de la voluntad de diálogo demostrada en sus proyectos.

Rajoy retomó dos "afirmaciones básicas" del discurso de investidura de José María Aznar hace siete meses para concluir que, en este corto periodo, el Gobierno del PP había puesto en marcha una serie de "ambiciosas reformas estructurales pendientes" y también había prolongado su "voluntad de continuar el diálogo practicado en la anterior legislatura". Sobre esos dos ejes, Rajoy construyó un balance muy positivo de la labor del Ejecutivo, con el único lunar del terrorismo en ese panorama, aunque nunca atribuyó ese problema a carencias del Gobierno.El vicepresidente comenzó su análisis por todas las medidas económicas impulsadas por el Gobierno estos meses para determinar que gracias a esas actuaciones se había crecido por encima de la media europea (4%), se había reducido el paro a la cifra más baja desde 1979 (9,19%), había más afiliados a la Seguridad Social que nunca y se había cuadrado el primer presupuesto sin déficit.

Rajoy agregó que el Consejo de Ministros aprobará hoy la ley de Estabilidad Presupuestaria, que impondrá a las demás administraciones el equilibrio entre ingresos y gastos y que remitirá luego al Consejo de Estado para su tramitación parlamentaria desde febrero. Además de esa ley y la reformada sobre Extranjería, Rajoy consideró igual de relevantes el decreto de Humanidades que también aprobará hoy el Consejo de Ministros y el polémico Plan Hidrológico Nacional, pendiente de negociación.

Rajoy ensalzó el impulso al papel de España y de José María Aznar en el mundo, así como la hiperactividad del presidente y en general de todo el Gobierno en el Parlamento, con 33 leyes tramitadas, 20 aprobadas y sólo una en solitario por el PP.