La justicia absuelve de 'forma plena' al arzobispo de Nápoles

El cardenal de Nápoles, Michele Giordano, acusado de financiar una red de usura dirigida por su hermano, Mario Lucio Giordano y en la que supuestamente participaba su sobrino Nicola, ha sido absuelto la Justicia italiana con "fórmula plena", según informaron anoche fuentes judiciales. El fiscal que investigaba el caso había pedido tres años de cárcel para el cardenal, que había sido acusado de "asociación con malhechores con fines de usura, prácticas reiteradas de usura y apropiación indebida".

El procesamiento de Michele Giordano, de 70 años, causó un serio malestar entre el Gobierno italiano el Vaticano. El Vaticano criticó el caso abierto contra Michele Giordano, al asegurar que la forma en que el arzobispo estaba siendo tratado por la justicia italiana afectaba a "los problemas referentes a las relaciones entre Iglesia y Estado". Según Luigi Petrillo, uno de los cuatro abogados del purpurado, la condena que pedía el fical estaba motivada por las convicciones anticlericales del mismo. La defensa de Giordano llegó incluso a denunciar que el caso constituía una violación del Concordato del Vaticano con el Estado italiano.Anoche, tras conocerse la noticia de la absolución de Giordano, portavoces del Vaticano expresaron su "más viva satisfacción" a la vez que lamentaron "el grave daño" sufrido por el arzobispo y las "instituciones de la Iglesia, en general". La sentencia hecha pública ayer por el tribunal de Lagonegro (en el sur de Italia) también ha absuelto al sobrino de Giordano.

El cardenal había pedido que el proceso se realizase con rito abreviado, que no contempla la posibilidad de apelar pero que, en caso de condena, atenúa la pena. "Quiero volver a tener cuanto antes mi honor y dignidad", había dicho al recordar que él ayudó a la creación de la primera fundación en favor de las víctimas de la usura y que en el difícil clima social que caracteriza Nápoles, tomó siempre iniciativas contra las asociaciones mafiosas y en defensa de los débiles.

Giordano fue acusado en febrero de 1998, cuando se puso en marcha una investigación sobre usura. El caso despertó en un primer momento fuerte indignación entre sus feligreses que mayoritariamente lo defienden a capa y espada. Pocos meses después que se abrieran las investigaciones, el papa Juan Pablo II recibió en audiencia privada a Giordano, gesto que fue interpretado como un claro apoyo del Vaticano al cardenal.

Giordano dijo que no tenía ninguna confianza en el fiscal jefe, Michelangelo Russo, ni en su sustituto Manuela Comodi, ni tampoco en el teniente de la Guardia financiera Fiorenzo Fioravante, que posteriormente fue arrestado tras ser implicado en otro asunto de corrupción. En 1999, Giordano se presentó a dos interrogatorios ante la fiscalía, en los que se declaró inocente y afirmó "sentirse sereno e inocente ante Dios y los hombres".

El cardenal no se encontraba ayer en Nápoles y, según los rumores, se había retirado a una ciudad en el centro de Italia donde estaba participando en un "retiro espiritual".