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Arrojados al mar 45 kurdos desde una barca frente a la costa de Italia

Un kurdo de nacionalidad iraquí falleció y otros dos desaparecieron ayer en el mar después de que 45 emigrantes fueran golpeados y obligados a lanzarse al agua, a unos 50 metros de la línea costera, por los tripulantes de una barca que pretendía llevarles hasta la costa de Otranto (sureste de Italia). Las fuerzas de seguridad italianas confirmaron la recuperación de uno de los cadáveres y se basan en el testimonio de los supervivientes para indicar la existencia de otros dos desaparecidos, uno de los cuales es una mujer embarazada.

Huellas dactilares

El suceso ocurrió en la provincia de Lecce, al norte del canal de Otranto, una costa que con frecuencia es destino para los traficantes de emigrantes con destino a Italia. En la barca viajaban 45 personas, de las cuales 42 fueron interceptadas por las fuerzas de seguridad cuando habían alcanzado tierra firme, ya que fueron obligadas a golpes a abandonar la nave cuando estaban a unos 50 metros de la costa. El temor a ser descubiertos por la Guardia Costera llevó a los traficantes de personas a forzar a los emigrantes kurdos para que se lanzaran al mar, para lo cual, en algunos casos tuvieron que recurrir a la violencia.Este fenómeno se hace cada vez más frecuente en las costas italianas, ya que el reforzamiento de los controles por parte de las autoridades lleva a los implicados en este negocio de tráfico de seres humanos a deshacerse de su carga antes de llegar a la costa, con lo que en más de una ocasión se han producido muertos entre quienes no saben nadar o son incapaces de afrontar el oleaje. Los kurdos declararon haber partido hace una semana de Irak con dirección a Turquía, donde habían pagado 2.000 dólares (unas 375.000 pesetas) por persona para poder subir a una nave en un puerto cercano a Estambul, con objeto de llegar a Italia.

Mientras tanto, Italia trata de hacer frente al problema migratorio con una nueva ley, que acaba de aprobar el Parlamento sin los votos de la oposición y que prevé la posibilidad de tomar las huellas dactilares a los emigrantes indocumentados. La reforma de la legislación vigente sobre inmigración pasó el examen de la Cámara de Diputados con el aprobado ramplón de la exigua mayoría gubernamental, al romperse un acuerdo previo de consenso. Los frágiles equilibrios en que se apoya la alianza en el poder le obligó a suavizar las expulsiones de emigrantes para asegurarse el voto del Partido Comunista, una de las ocho formaciones en que se apoya el Gobierno de Giuliano Amato. Se introdujo así la posibilidad de presentar recurso contra los procedimientos de expulsión, lo que ralentizará los procesos. Esta concesión rompió el pacto al que se avino la oposición de centroderecha que lidera Silvio Berlusconi, que renunció a votar a favor de la ley con la amenaza de cambiarla si gana las elecciones de la próxima primavera.

No obstante, el proyecto cuenta con el apoyo de la Casa de la Libertad (Polo y Liga Norte) en uno de sus aspectos más destacados: la posibilidad de tomar las huellas dactilares a los emigrantes, cuando no se pueda determinar de otro modo su identidad.

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