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El presidente electo busca a un empresario que dirija la economía

Amigo de Greenspan

El viaje de George W. Bush a Washington le ha permitido cerrar una lista muy reducida de candidatos a secretario del Tesoro. Bush busca un perfil adaptado al suyo: un aspirante con más vínculos en la empresa que en la política. Paul O'Neill, presidente de la compañía más importante de producción de aluminio, es quien cuenta con mayores posibilidades. El que fuera jefe de campaña de Bush, Don Evans, tiene ya una oferta para ocupar la Secretaría de Comercio, y el cubanoamericano Melvin Martínez (muy significado opositor al regreso del balserito Elián a Cuba) será designado secretario de Vivienda. Hay dos prioridades: Defensa y Economía. Para dirigir el Pentágono, Bush ha descartado ya a quien más había sonado como candidato, el gobernador de Pensilvania, Tom Ridge. La moderación en sus posturas conservadoras -en lo militar se oponía al paraguas nuclear y en lo personal defiende el derecho al aborto- han hecho que su nombre sea borrado de la lista por las presiones del ala dura del partido.

El posible ganador de ese puesto será Dan Coats, ex senador con el que Bush se reunió el lunes en Washington. Coats completaría el equipo de política internacional y defensa de Bush, junto con Colin Powell como secretario de Estado y Condoleezza Rice como consejera de Seguridad Nacional.

La Secretaría del Tesoro es la que Bush intenta adjudicar con mayor esmero. El presidente electo busca a alguien con visión empresarial para convertir la economía en un departamento financiero de la política. Su lista de candidatos demuestra claramente cuál es el perfil que busca en la persona que dirija la economía: ha considerado para el cargo a presidentes o ex presidentes de empresas como Credit Suisse, Paine Webber y Chase Manhattan.

Ayer parecía casi seguro el nombramiento de Paul O'Neill al frente del Tesoro. O'Neill, de 65 años, está a punto de jubilarse como responsable de Alcoa, la mayor compañía mundial de producción de aluminio. Además, O'Neill es amigo personal de Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal, lo que constituye la mejor recomendación para el cargo. A Bush le han llegado mensajes desde el Congreso para que se desprenda de las tres personas que han estado en primera línea de batalla política y forman el llamado Triángulo de Hierro: Joe Allbaugh, Karl Rove y, especialmente, Karen Hughes, su colaboradora más cercana y la cara de los mensajes más beligerantes tras las elecciones. Sin embargo, no sólo Hughes ha sido confirmada como su consejera personal, sino que Bush se dispone a premiar a Donald Evans con la Secretaría de Comercio. Evans dirigió la campaña electoral de Bush y es amigo del presidente electo.

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