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Greenspan sugiere que bajará tipos en enero para evitar una brusca caída de la economía

Enric González

La política monetaria de EE UU inició ayer un viraje en redondo. La Reserva Federal de Alan Greenspan no redujo los tipos de interés, pero admitió que el mayor riesgo no era ya la inflación, como en los últimos dos años, sino la "debilidad económica". El comunicado de la Reserva fue interpretado como una clara señal de que una reducción de tipos está en camino y se concretará en enero. Las bolsas, sin embargo, reaccionaron a la baja, porque esperaban un recorte para ayer mismo. El Dow Jones perdió un 0,57%, pero el Nasdaq sufrió más y descendió un 4,31%. Madrid subió el 1,97%.

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Ansiosa espera

Los comunicados del Comité Federal del Mercado Abierto, el brazo armado de la Reserva Federal, siempre están llenos de matices y ambigüedades. El de ayer, sin embargo, era inusualmente claro en su descripción de una economía que puede estar aterrizando con una brusquedad superior a la esperada. "La erosión de la demanda y los beneficios por los crecientes costes energéticos", decía el mensaje de la institución, "la erosión de la confianza de los consumidores, los informes sobre sustanciales recortes en las previsiones de ventas y facturación y la tensión en algunos segmentos de los mercados financieros sugieren que el crecimiento económico puede estar frenándose en exceso".La Reserva añadía que persistían "algunos riesgos de inflación", pero muy disminuidos "por el moderado ritmo de la actividad económica y por la ausencia de expectativas inflacionistas a largo plazo". Por primera vez en dos años, no se hablaba de peligros energéticos, ni de los costes laborales, ni de la productividad, ni aparecía la palabra "aceleración". "El Comité cree", concluía la nota, "que los riesgos se inclinan principalmente hacia condiciones que pueden generar debilidad económica en el futuro previsible".

Subidas en Europa

Los mercados de Wall Street esperaron durante toda la mañana, casi ansiosamente, la decision de Greenspan y su comité de presidentes regionales. Todos los analistas coinciden en reclamar el abaratamiento del dinero como estímulo para una economía cuyo crecimiento se ha reducido a la mitad (del 5% al 2,5%) en sólo un trimestre, y se especulaba incluso con un posible recorte de los tipos para ayer mismo, del 6,50% al 6,25%.Esa expectativa provocó fuertes subidas en las Bolsas el pasado lunes. Lo primero que se supo, a las 14.15 hora local, fue, sin embargo, que el tipo básico (el interés con que la Reserva presta a los bancos) permanecía sin cambios.

Y la reacción fue brutal. El índice Dow Jones cayó más de 30 puntos en un minuto. Cuando los inversores leyeron las 13 líneas del comunicado, la tendencia cambió con la misma brutalidad. En apenas cinco minutos se ganaron más de 60 puntos en el Dow Jones.

Media hora después, pasados los impulsos automáticos, comenzó un lento declive y se pasó a un estado de ánimo de frustración. "Se tiene la sensación de que las semanas que transcurrirán desde hoy hasta finales de enero, cuando la Reserva volverá a reunirse, serán tiempo perdido. La economía está frenándose demasiado y falta liquidez, y hubiera sido mejor dar ya una inyección de optimismo. "Porque mientras tanto", opinó Joseph Franconi, de la firma de analistas Francis Maglia, "esto seguirá decayendo". "No era realista esperar un viraje tan brusco como para disponer ya hoy de la bajada de tipos; en los mercados de futuros operamos dando por descontada la reducción el 31 de enero", dijo a su vez Molly Liss, de Fuji Futures.

El texto emitido ayer por la Reserva Federal fue considerado casi una promesa para enero. Pero el Nasdaq no se mostró sensible a la hipotética promesa de Greenspan y marcó un nuevo mínimo anual. En el mercado bursátil más amplio y abierto marcan la pauta las nuevas tecnologías, un sector para el que se pronostican grandes dificultades durante los próximos seis meses, en el mejor de los casos.

El cambio de rumbo de la política monetaria estadounidense reforzó el dólar frente al euro, y permite pronosticar una temporada de asimetría en las dos orillas del Atlántico Norte. Mientras la Reserva Federal se dispone a estimular la economía (en lo que puede verse respaldada, a medio plazo, por la reducción de impuestos que propugna el nuevo presidente, el republicano George W. Bush), el Banco Central Europeo (BCE) sigue especialmente preocupado por la elevada inflación y no prevé bajadas de tipos.

Las Bolsas europeas no vivieron el trajín de Wall Street, porque para cuando se anunció la decisión de la Reserva Federal, ya habían cerrado. Aún así, la reunión presidida por Greenspan marcó el ritmo de la jornada. La bolsa española salvó el mínimo anual de la sesión del lunes, y al cierre subió más el 1,97%. El Ibex 35 ganó un 2,24%.Telefónica (3,31%) y los dos grandes bancos, BSCH (4,38%) y BBVA (2,12%), que acogían de manera muy positiva la ayuda financiera por 7,3 billones de pesetas a Argentina, fueron los que más subieron. El impulso alcista del Dow Jones y el Nasdaq en su apertura también elevaron las ganancias de los mercados europeos. Londres subió un 0,78%, París, el 1,21% y Francfort, un 1,39%.

Ayer también se conoció que el superávit comercial que mantiene Estados Unidos con España se incrementó ligeramente en octubre, hasta 164 millones de dólares. En el conjunto de sus relaciones comerciales, el déficit de Estados Unidos se redujo levemente y se situó en 33.200 millones de dólares, frente a los 33.700 del pasado mes de septiembre.

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