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LA NACIÓN Fútbol con garantías

El balazo que anteayer destruyó la vida de un muchacho de 17 años en la cancha de Almirante Brown-presuntamente disparado por la policía- fue algo más que la culminación de uno de esos estallidos de violencia a que nos tiene acostumbrados el fútbol. Fue la señal inequívoca de que en la sociedad argentina el espacio que queda para la racionalidad es cada vez más estrecho. (...) Doce personas murieron violentamente en los últimos cinco años en relación directa o indirecta con el fútbol. (...) ¿Qué significado tiene esta ola de brutalidad que lleva a la hinchada de un equipo de la B nacional a entablar una batalla campal con la policía? ¿Cuánto hay, por debajo de estos hechos vandálicos, de desidia pública, de abandono de tareas indelegables del Estado frente a la marginalidad, de asistencia social no prestada a tiempo, de educación no impartida, de falta de modelos de convivencia y de ejemplaridad moral? (...)

Anteayer hubo que suspender el partido entre el Racing y el Independiente ante la escalada de violencia que se producía en las tribunas: (...) una vez más, (...) los barrabravas sembraron el terror a sus anchas y convirtieron las tribunas en un infierno. (...) Estos hechos confirman que la sociedad del fútbol está enferma, acaso en el contexto más amplio de un país que también lo está. Es hora de que el fútbol deje de estar asociado a la locura y a la muerte. Es hora de que se tomen las medidas heroicas que hasta ahora no se tomaron. (...) Y que, si no hay garantías, no haya fútbol. Así de simple, así de contundente.

Buenos Aires, 18 de diciembre

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