España aspira a "un horizonte federal" para la UE, según Piqué
España aspira a "un horizonte federal a largo plazo para la UE" y considera que el reciente Consejo Europeo de Niza ha dado un paso importante en esa dirección que "fortalece a la Unión". En la conferencia que pronunció anoche en el Club Siglo XXI, el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, concretó de este modo la "aportación positiva" de España a dicho Consejo: "Ha apoyado la toma de decisiones por mayoría cualificada, las cooperaciones reforzadas, y ha preservado, al mismo tiempo, sus intereses incrementando el peso de sus votos en el Consejo y manteniendo su capacidad de decidir en cuanto a los fondos estructurales hasta el año 2013"."Una Europa competitiva y dinámica que preserve su cohesión social", desarrolle la cooperación judicial "con el reconocimiento mutuo de sentencias" y refuerce la Política Común de Seguridad y Defensa sin crear contradicciones con su pertenencia a la Alianza Atlántica marca el perfil básico del proyecto europeo delineado por Piqué, que, por otra parte, consideró "superada" la polémica tradicional entre intergubernamentalistas y federalistas.
Pero, aun siendo fundamental, la dimensión europea sólo puede ser una entre las varias que vertebran la política exterior de un país como España que, recordó Piqué, ha pasado en pocos años de "ser un país emisor a ser un país receptor de emigración", de recibir ayuda al desarrollo a ser un país donante "en cantidades muy importantes" y de una economía cerrada "a una economía desregulada, competitiva y abierta" que se consolida como la número once del mundo por su capacidad de atracción de inversiones extranjeras y la número seis mundial por sus exportaciones netas de capital.
España se propone, en consecuencia, indicó el ministro, desempeñar "un mayor protagonismo" en la escena internacional y específicamente en ámbitos como la inmigración, la defensa (con el incremento del presupuesto de las Fuerzas Armadas), la cultura y la lengua.
Más ayuda al desarrollo
Piqué considera que la solución a los problemas de la inmigración "pasa necesariamente por propiciar el desarrollo de los países de origen", por lo que España debe apoyar con urgencia "los programas de lucha contra la pobreza, la consolidación de la democracia y el respeto a los derechos humanos en los países del África subsahariana". El ministro destacó que el Gobierno se propone incrementar la ayuda oficial al desarrollo desde 219.000 millones a 300.000 millones de pesetas en el año 2004 (un aumento del 36,9%).El ministro abogó por un enfoque de los problemas de la inmigración "desde el respeto mutuo", lo que implica la imposibilidad de que los extranjeros pongan en cuestión valores como "la igualdad entre hombres y mujeres, la laicidad del Estado o la libertad de culto, de pensamiento o de expresión".
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