_
_
_
_
Entrevista:PABLO CAMPOS - ARQUITECTO

"La universidad ha sido relegada a la periferia urbana"

Pablo Campos, doctor en arquitectura, afirma que la universidad ha sido relegada a la periferia de las ciudades, y que este desplazamiento es un síntoma de que la sociedad ha despojado a la enseñanza superior de su antiguo protagonismo. Campos ha dedicado siete años a recorrer 114 recintos universitarios españoles y más de 40 universidades extranjeras. El resultado de sus viajes es la investigación La universidad en España, historia, urbanismo y arquitectura, presentada en Madrid hace unos días. Campos entiende que "la universidad debe ser un traje a medida del modelo educativo que ofrece" y asegura que "las universidades españolas deben recuperar la utopía, y planificarse mejor, si quieren transformar su actual imagen".Pregunta. ¿Existe un estilo arquitectónico característico de la universidad española?

Respuesta. No, no existe. Lo que hay es una mezcolanza de estilos de diversos orígenes que se han ido adaptando. Se ha perdido la antigua relación ciudad-universidad típica de las ciudades medievales europeas. Hoy día sólo uno de cada cinco centros universitarios españoles están en un centro urbano, el resto están en la periferia de las ciudades o alejados varios kilómetros.

P. ¿Por qué se ha perdido ese modelo tradicional?

R. La universidad ha perdido progresivamente el papel de relevancia social que tenía antiguamente, el que corresponde a su misión en la sociedad. La marginación física de las universidades refleja que en la jerarquía social ahora importan más otros valores.Los centros urbanos se dedican a otros fines y los núcleos del saber se relegan adonde haya sitio libre. También influye, claro, que las universidades están masificadas y requieren más espacio del que disponen en los centros urbanos.

P. ¿Qué cambios más significativos ha experimentado el aspecto de las universidades?

R. Básicamente se ha producido un fenómeno de importación del modelo de campus estadounidense, que aquí no acaba de encajar.

P. ¿Qué tiene de malo?

R. Nada, es un modelo estupendo, pero aquí no tiene sentido. Su diseño responde a la búsqueda de un mundo ideal, autosuficiente y ligado a los deseos de expansión propios de un país joven, como era Estados Unidos en los siglos XVII y XVIII. Es una utopía similar a la de los claustros medievales europeos, que buscaban el aislamiento para favorecer el encuentro del saber, pero trabado con la naturaleza y los espacios abiertos.

P. ¿Y por qué no funciona eso en España?

R. Porque no se adapta al lugar. Aquí ese tipo de campus está desligado de su esencia, es sólo un caparazón, no hay una identificación del alumno con el espacio. Los recintos españoles se quedan vacíos después de las clases porque la cultura española es más urbana y esos grandes espacios abiertos chirrían a los estudiantes.

P. Ponga un ejemplo.

R. El césped es un buen ejemplo de que si se meten con calzador determinadas propuestas teóricas aparecen distorsiones. El césped es un elemento clave del espacio libre en algunas culturas, pero no en la nuestra, además es carísimo y muchas veces se planta en ciudades donde no llueve nunca. La manía de llenar las universidades de césped es una metáfora de la falta de reflexión y planificación.

P. ¿Por qué es tan importante que una universidad esté bien situada y bien construida?

R. En primer lugar, para que sea funcional, como cualquier otro edificio. Además, la universidad cumple una función cultural, didáctica y artística, y sería un contrasentido que el edificio que le sirve de bandera contraviniera estos fines. Y sobre todo, el edificio universitario ha de ser un símbolo que recuerde a todo el que pase por delante la importancia de lo que sucede detrás de sus paredes. Por algo la fachada de la Universidad de Salamanca lleva cinco siglos siendo la imagen de la universidad española.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_