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Chirac evoca la II Guerra Mundial al abrir la cumbre de Niza para frenar a Alemania

Carlos Yárnoz

Jacques Chirac removió ayer de nuevo los fantasmas de la II Guerra Mundial para hacer frente a las pretensiones de Alemania. En su primera comparecencia pública que abría la cumbre europea de Niza, el presidente de Francia, país que a su vez preside la UE este semestre, señaló que la Unión Europea nació "después de la guerra" y se basó en "la reconciliación" entre Francia y Alemania. Dejó claro así el argumento oficial francés para frenar el deseo de Alemania de convertirse en el país que más votos tenga en el Consejo de Ministros de la Unión.

Chirac se presentó ante los periodistas inmediatamente después de la reunión que habían mantenido los Quince con los líderes de los países candidatos. Era en ese momento cuando se abría la reunión del Consejo Europeo. En una breve intervención previa a las preguntas, el presidente francés evocó la II Guerra Mundial y añadió que esa "reconciliación" franco-germana dio paso a la primera Europa de los Seis, posteriormente ampliada en tres ocasiones hasta hoy. Comentó a continuación que "el sueño de la UE" se fraguó en los tiempos de la resistencia para iniciar el camino "de una Europa pacífica y democrática". "Es ése el camino que seguimos recorriendo".La referencia de Chirac a la Guerra Mundial volvió a sentar mal en varias delegaciones de la cumbre. Sobre todo porque llovía sobre mojado. La semana pasada en Madrid, tras entrevistarse con José María Aznar, el presidente francés dijo textualmente: "No soy favorable a que Francia se descuelgue de Alemania, porque De Gaulle y Adenauer sellaron en un plano de igualdad la reconciliación definitiva tras muchas guerras, muertes, brutalidades y comportamientos irresponsables".

La intervención de ayer de Chirac ha puesto de relieve aún más que Francia está decidida a no ceder en su choque con Alemania, que, con 82 millones de habitantes, persigue en esta cumbre tener más votos que ningún otro país en el Consejo de la UE. Ahora, ambos países, junto con Italia y Reino Unido, tienen diez votos cada uno.

Apoyo de España

La discrepancia entre Alemania y Francia se ha convertido en uno de los problemas clave de esta cumbre. Alemania cuenta con importantes apoyos, incluido el de España, mientras Francia se encuentra prácticamente aislada. "España ve interesante la propuesta alemana", confirmó ayer una fuente oficial española. Pese a todo, en diversas delegaciones se considera muy probable que Berlín acabe cediendo. Además, de la cumbre saldrá bendecida una de las más importantes aspiraciones alemanas: la celebración en 2004 de otra cumbre europea que delimite las competencias entre las instituciones europeas y los Estados y, de rebote, entre éstos y las regiones.También se presentan firmes las aspiraciones de los pequeños países para que la futura Comisión tenga un comisario por país, en contra del deseo de los grandes. El pasado 24 de noviembre, diplomáticos de media docena de países pequeños se reunieron en Bruselas para intentar cerrar filas ante esta cumbre de Niza, aunque hubo más consenso en torno al problema del voto que ante el de la Comisión. Los cinco grandes países, en este caso incluida España, tienen también muy clara la estrategia que deben seguir: "O nos ponemos de acuerdo los cinco, o no habrá forma de sacar adelante el nuevo Tratado", aseguraba ayer un destacado diplomático. El primer ministro francés, Lionel Jospin, insistió en que la UE debe hacer ahora la reforma "para conseguir una ampliación en condiciones adecuadas". El titular francés de Exteriores, Hubert Védrine, anunció anoche que la propuesta oficial sobre los temas más espinosos no se conocerá hasta hoy.

Por si hubiera pocos problemas en la agenda, ayer surgió otra fricción entre Francia y el Reino Unido a raíz del proyecto de que la UE cuente con su propio pilar de Defensa. Chirac habló de "una defensa europea independiente, aunque coordinada con la OTAN". Un portavoz oficial británico respondió que, sin la OTAN, "la UE no hará nada".

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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