Un estudio demuestra el empleo de antiinflamatorios en toros de lidia
Uno de cada cinco animales examinados dio positivo
"Supongo que los toros tenían una lesión y se les administró antiinflamatorio para disimularla". Ésta es la única explicación que la química Inmaculada González acierta a ofrecer sobre el resultado de un estudio realizado a lo largo de 1998 y 1999 en plazas de segunda y tercera categoría. Según el trabajo, en el 20% de las muestras de sangre analizadas se detectó la presencia de fenilbutazona, un medicamento que serviría para enmascarar posibles cojeras o lesiones.
El estudio fue presentado recientemente en el III Congreso Mundial Taurino de Veterinaria, celebrado en la ciudad francesa de Arles. Bajo el título Determinación de antiinflamatorios por cromatografía líquida en muestras de plasma de toro de lidia, la profesora titular de Química Analítica de la Universidad de Salamanca Inmaculada González, y tres colegas más (el químico C. I. Sánchez y los veterinarios A. L. Garzón y M. J. Castro) prueban la presencia de este fármaco en uno de cada cinco animales analizados."A lo largo de 1998 se tomaron muestras en plazas de segunda y tercera categoría de 74 reses justo después de ser sacrificadas. Al año siguiente, se hizo otro tanto con 83 toros de lidia. El primer año, el 23% de los casos dio positivo. En el segundo, el 22%", afirma la profesora. En España, sólo Barcelona, Bilbao, Córdoba, Madrid, Sevilla, Valencia y Zaragoza son plazas de primera. El estudio no contempló estos cosos, pero se ocupó de arenas tan significativas como la de Salamanca, de segunda categoría.
A juicio de González, en ninguno de los casos está justificada la presencia de este medicamento. "Lo correcto es que el resultado hubiese sido cero", añade. La fenilbutazona se elimina en un margen de tiempo que oscila entre las 30 y las 80 horas. "Caso de que hubiese sido necesario recetar al animal esta sustancia, se tendría que haber hecho respetando este tiempo. De esta forma, se aseguraría su eliminación", comenta.
"Hay que tener en cuenta además", prosigue la coautora del informe, "que mucha de esa carne ha terminado por consumirse. Hoy por hoy, no existe ningún estudio sobre la influencia en la salud pública de este residuo en carne de toro". La profesora utiliza la expresión "habría que haber consumido la carne con reservas" justo antes de desaconsejar su consumo.
Lo que, sin embargo, está documentado es la utilización de este medicamento en caballos para el tratamiento de inflamación de huesos y articulaciones. "Se ha utilizado repetidamente para ocultar, de cara al diagnóstico de un veterinario, que un caballo estuviese cojo", comenta. "Para mantener los espectáculos libres de drogas, el uso de fenilbutazona está prohibido en caballos de carreras en algunos estados de Estados Unidos y en la mayoría de pruebas de pura sangre en Brasil".
¿Afecta, por tanto, al comportamiento de la res en la plaza? "El antiinflamatorio hace la misma función que, por ejemplo, un analgésico en un ser humano. No modifica nada. Pero puede disimular una lesión y eliminar una cojera. O lo que es igual, convertir a un toro no válido para la lidia, en válido. No estoy diciendo que sea así. Es sólo una hipótesis. Lo único seguro es que se ha detectado una sustancia que nunca se tendría que haber detectado".
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