Barak impulsa una ofensiva para alcanzar la paz con los palestinos antes de las elecciones
Ehud Barak inició ayer una ofensiva para alcanzar un acuerdo de paz con los palestinos antes de la celebración de las elecciones generales israelíes previstas para abril o mayo del año que viene. El primer ministro encargó la misión a un equipo de hombres de su confianza, a los que dio una consigna enérgica: llegar a un pacto con el presidente palestino, Yasir Arafat, en los próximos cinco meses. Con esta maniobra, Barak trata de convertir el proceso de paz en su mejor propaganda electoral, oponiéndola a la del partido Likud, cuya postura tradicional ha sido bloquear las negociaciones.
Aprovechar la ocasión
El equipo especial de negociadores del primer ministro Barak está formado por el ministro de Asuntos Exteriores, Shlomo Ben Ami; el dirigente del Partido de Centro y ex general del Estado Mayor Ammon Lipkin Shahak, el asesor para temas de seguridad Danny Yatom, el abogado Gilead Sher y el financiero Yossi Ginossar. Su misión es la de alcanzar un acuerdo con los palestinos lo antes posible. El cometido de estos hombres, todos ellos avezados negociadores con la Administración de Yasir Arafat, se enfrenta a un escollo previo importante, la nueva Intifada, que ayer cumplió dos meses y que imposibilita por el momento la reapertura de todos los canales de diálogo.
El primer ministro israelí, consciente del obstáculo que supone la Intifada, ha dado ya órdenes a sus colaboradores para que se cambie de táctica en el terreno militar y se intente por todos los medios un reducción de la escalada de la tensión.
Como medidas urgentes, el Gobierno israelí ha decidido levantar parcialmente el asedio de los territorios autónomos -especialmente Gaza-, reabrir los pasos fronterizos, el aeropuerto internacional, desbloquear fondos dirigidos a la Administración palestina, permitir la entrada de alimentos y medicinas e incluso retirar carros de combate y soldados de las zonas palestinas "más tranquilas".
Al mismo tiempo, y para no dejar olvidado ningún frente, Barak ha transferido cinco millones de dólares (cerca de 1.000 millones de pesetas) a los asentamientos de Cisjordania y Gaza para mejorar sus condiciones de seguridad, evitar atentados y el descalabro de su nueva política.
La maniobra de Barak ha reabierto las esperanzas de paz de los palestinos, que ayer eran totalmente conscientes de la oportunidad y anunciaban la intención de "aprovechar la ocasión", según aseguró el ministro de Planificación y Cooperación Internacional, Nabil Shaat, quien recalcó que "la única posibilidad del primer ministro israelí de sobrevivir es la de alcanzar un acuerdo de paz con nosotros".Faisal Husseini, responsable de la cartera de Jerusalén, se mostraba asimismo esperanzado: "Podemos volver a las negociaciones y llegar a un acuerdo pacífico", aunque no se descarta que este proceso estará jalonado de "presiones intensas por parte de Washington", según afirmaba la diputada cristiana Hanan Ashraui.
Incluso los sectores radicales palestinos aplaudían el momento, aunque lanzaban mensajes de alerta estableciendo que de ninguna manera se puede aceptar una "negociación circunstancial y precipitada" o un intento simple de "anestesiar la Intifada".
La operación iniciada por los hombres de Barak ha provocado, sin embargo, la alarma de los sectores conservadores de la sociedad israelí, a la cabeza de los cuales se puso ayer el presidente de Israel, Moshe Katzav, quien le discutió públicamente al primer ministro el derecho a concluir un acuerdo con los palestinos antes de las elecciones.
"Es evidente que el Gobierno actual no puede tomar decisiones importantes sobre temas esenciales, ahora que estamos en vísperas de los comicios", aseguró el presidente, un antiguo diputado del partido Likud, conocido por sus críticas al proceso de paz.
En la misma línea, Ariel Sharon, el líder radical del Likud, proponía ayer a Ehud Barak la formación de un Gobierno de unidad nacional interino hasta la celebración de las elecciones.
Las intenciones eran evidentes: atar de pies y manos al primer ministro laborista y evitar durante estos próximos meses que pueda concluir un acuerdo con los palestinos.
El ex general Sharon cuenta con el apoyo de los partidos radicales religiosos para llevar a término un proyecto de negociaciones que de antemano se enfrentan a un seguro fracaso y a la negativa de Barak.
La compleja situación actual amenaza con volver a activar las advertencias de las organizaciones radicales de ambas partes. Hamás y la Yihad Islámica, por parte palestina, pero también las acciones de los grupos de colonos y fanáticos judíos, según aseguraba ayer el responsable de los servicios secretos israelíes. Las mismas fuentes oficiales añaden que las amenazas de muerte contra Ehud Barak se han multiplicado en las últimas horas.
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