Un general obsesionado con la disciplina y el narcotráfico
Siendo procurador de Justicia Militar, el nuevo fiscal general de México, el general y abogado Rafael Macedo, condujo a un buen número de jefes y oficiales a la cárcel, justificó la pena de muerte en el ámbito castrense y también la participación de la tropa en la lucha contra el delito. "Cuando el crimen nos ha rebasado", dijo el año pasado, "cuando prevalece el daño a la salud pública y cuando los cuerpos de seguridad dan muestras de incapacidad, siempre y cuando exista la solicitud expresa de las autoridades civiles, el Ejército mexicano puede hacerse cargo de la seguridad pública".Rafael Macedo, hombre de pocas palabras, obsesionado por la disciplina y la aplicación de los reglamentos, sufrió presiones de todo tipo cuando, en 1996, debió procesar al general Jesús Gutierrez Rebollo, entonces zar antidrogas. El imputado sigue en prisión al haber sido encontrado culpable de connivencia con el narcotráfico, un cáncer que ha penetrado en las instituciones del Estado.
En ocasiones, Macedo, con cuyo nombramiento se pretende blindar el cargo contra las influencias políticas y el poder corruptor del hampa, fue objetado por los compañeros de armas, convencidos de que actuó sin suficientes pruebas contra sus pares, entre ellos el general Francisco Gallardo, encarcelado después de haber intentado establecer la figura del ombudsman en la milicia, o del coronel Pablo Castellano, acusado de revelar secretos. Son más los que en la sociedad civil piensan que, pese a las eventuales injusticias, se quedó corto en la persecución del delito en los cuarteles.
La periodista María Idalia Gómez dice que el nuevo fiscal, cuyo padre fue también general y director de la Escuela de Guerra, ha sido siempre "muy derechote y honesto". "Podría considerarse como uno de los militares que han llevado a más número de colegas a la cárcel relacionados con el narcotráfico". Han sido más de 50.
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