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Los expertos abogan por una educación que acabe con las desigualdades

Santillana debate sobre la dignidad humana

La educación es un derecho que no acaba de llegar a todos sus beneficiarios. Sólo cuando llegue a todos y cada uno se habrá dado el primer paso para conseguir la dignidad de todos los seres humanos, una dignidad "tantas veces humillada, despreciada, desatendida y aun aniquilada", en palabras de Jesús de Polanco, presidente del Patronato de la Fundación Santillana, que ayer inauguró la XV Semana Monográfica sobre Educación, dirigida por Ricardo Díez Hochleitner, en la que, hasta el próximo viernes, expertos de todo el mundo debatirán sobre Aprender para el futuro. Educación a favor de la dignidad humana.

El acto de inauguración de estas jornadas contó ayer en Madrid con un panel de expertos que dejaron claro que "aún estamos en los prolegómenos de una educación realmente para todos, sean éstos hombres o mujeres, discapacitados o no, inmigrantes de cualquier raza y cultura, creyentes de una u otra religión". Entre los oradores se encontraban el príncipe jordano El Hassan bin Talal, que hoy tomará posesión como nuevo presidente del Club de Roma en sustitución de Ricardo Díez Hochleitner, director de las jornadas y vicepresidente de la Fundación Santillana; Jesús de Polanco, presidente del grupo PRISA y de la Fundación Santillana; Julio Iglesias Ussel, secretario de Estado de Educación y Universidades; Francisco José Piñon, secretario general de la Organización de Estados Iberoamericanos (en cuya sede madrileña se celebrarán los debates cada tarde a las siete hasta el viernes); Cecilia Braslavsky, directora de la Oficina Internacional de Educación (UNESCO), en Ginebra, y Jamil Salmi, miembro del Banco Mundial.

Los ponentes mostraron su deseo de que el actual proceso de globalización sea efectivamente un elemento que haga llegar la educación a todos los rincones del mundo. En un alegato en defensa de un mejor reparto de la riqueza, de la educación y de mantenimiento de la diversidad cultural, el príncipe Bin Talal manifestó que el "mundo sería muy monótono si hubiera una única cultura dominante". Por eso, insistió en la necesidad de conseguir una educación para todos pero capaz de mantener las esencias de cada cultura. El objetivo es conseguir un "equilibrio entre la tradición y las autopistas de la información, de modo que ésta incluya a los excluidos".

Para Polanco, cuyo discurso de bienvenida abogó por la difusión del conocimiento como motor de futuro, en el mundo actual "puede reinar la paz y el progreso si nos lo proponemos desde la justicia y la solidaridad". Polanco adelantó que durante los debates "se va a tratar sobre muchos de los aspectos que implican respeto y apoyo al ejercicio de la dignidad humana individual y colectiva".

En la presentación del documento básico que sirve como punto de partida para el debate, su autor, Díez Hochleitner, hizo un breve repaso de los temas que se debatirán hasta el viernes. Hochleitner puso especial énfasis en recordar cómo a veces la discriminación se encuentra en el mundo civilizado. En este sentido, el director de los debates se refirió al caso de la comunidad gitana. "Un caso singular de discriminación racista en el seno de no pocos países", insistió Díez Hochleitner.

Tras los discursos de inauguración, nada complacientes con la actitud del primer mundo hacia los marginados, comenzaron los debates. El de ayer se dedicó a los valores y condicionantes de un desarrollo sostenible social y humano. En su ponencia, Jamil Salmi recordó el caso de los dos niños africanos muertos en el tren de aterrizaje de un avión, donde se escondieron para volar desde Conakry hasta Bruselas. Junto a sus cadáveres, se encontró una nota en la que los niños habían escrito: "Tenemos escuelas, pero carecemos de educación".

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