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La estela de 'Mariquita Pérez'

Maribel Marín Yarza

Una exposición recuerda en San Sebastián el fenómeno de la muñeca nacida allí en 1938

Fue el entretenimiento de las niñas bien y el sueño imposible de las que sufrieron las miserias de la posguerra. La muñeca Mariquita Pérez, que nació en San Sebastián en 1938, surgió como un juego de niños y se convirtió con el tiempo en un auténtico fenómeno sociológico y empresarial. Se crió entre las clases altas y simbolizó un ideal de vida que todos los padres quisieron conquistar para sus hijas. La casa de cultura Okendo de San Sebastián recuerda ahora con una exposición la estela que dejó esta muñeca, tan caprichosa como sus dueñas, que tan pronto exigía un traje apropiado para montar a caballo o una crema de postín para cuidar sus manos.La muestra, que permanecerá abierta hasta el próximo 15 de diciembre, radiografía la sociedad de la época a través de fotografías, carteles publicitarios y más de un centenar de muñecas con sus accesorios. Entonces el sueldo medio de un trabajador era de unas diez pesetas diarias; una pepona costaba cinco pesetas y una Mariquita Pérez salía por cien. Era así una ilusión difícil de comprar para quienes bastante tenían con atender a los rugidos de su estómago vacío. "Fue la muñeca de las niñas ricas", recuerda Carmen, una visitante de la exposición de 71 años. No hay más echar un vistazo a las estampas fotográficas que cuelgan de las paredes de Okendo. Niñas con espectaculares tirabuzones posan ante la cámara con la Mariquita en brazos, como si fuera su mejor trofeo. "Para muchas de nosotras", continúa, "más que un sueño fue una obsesión. Entonces la mayoría teníamos peponas de cartón o muñecas de trapo que acababan por estropearse, y aquellas no". Ella nunca tuvo una en sus manos y, sin embargo, todavía recuerda y recita de memoria la canción publicitaria de la Mariquita Pérez.

La muñeca nació en 1938, en plena playa de La Concha donostiarra. Leonor Coello se inspiró en su hija para diseñar su nueva criatura, que tuvo como padrinos a figuras de renombre como Jacinto Guerrero o Eugenio D´Ors. Una empresa de la localidad levantina de Onil fabricó con materiales de primera calidad 1.000 mariquitas que salieron a recorrer España. Todavía se conservan algunas de aquellas primeras muñecas, que pueden verse en Okendo, junto a posteriores modelos con todos sus complementos.

La empresa supo cómo perpetuar su negocio. Diseñó un completo vestuario para Mariquita, le inventó un hermano, Juanín, y adaptó todas sus creaciones a las sensibilidades de las diferentes regiones de España. El fenómeno traspasó las fronteras de este país y estuvo en manos de famosos. La princesa de Mónaco, la actriz Grace Kelly, por ejemplo, compró una muñeca para su hija Carolina. Pero la empresa fue a menos con el tiempo. La separación de las dos socias -Leonor Coello y María Pilar Luca de Tena- marcó el inicio del declive. La crisis se convirtió en definitiva cuando las multinacionales recalaron en España con sistemas de producción en serie con los que no podían competir.

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