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Las bolsas europeas se juegan su futuro

Luis Ángel Rojo y un grupo de 'sabios' piden una reforma radical de los mercados de valores

Los quince ministros de Economía y Hacienda de la Unión Europea (UE) se encontrarán mañana encima de la mesa, en Bruselas, con un documento durísimo. El texto, bajo el título aparentemente inocuo de Informe inicial del Comité de Hombres Sabios sobre la regulación de los mercados de valores europeos, advierte a la clase política europea, sin ambages, de las "consecuencias potencialmente devastadoras a largo plazo para la economía de la UE" que supone la actual maraña de leyes, normas, organismos reguladores, cartas-circulares, circulares a secas, directivas comunitarias traspuestas a las leyes nacionales, directivas comunitarias sin trasponer y varias decenas más de figuras legales que sólo un puñado de personas en toda Europa (en el mejor de los casos) están en condiciones de comprender en su totalidad. "En el peor de los casos, [esta maraña legislativa] está expulsando a los capitales fuera de Europa, normalmente hacia Estados Unidos", asegura el texto.En una conversación con este periódico, el ex gobernador del Banco de España Luis Ángel Romo, uno de los siete sabios que ha elaborado el informe, se muestra convencido de que la mayor dificultad a la que se enfrenta la Unión Europea es su propia inercia y el conflicto de intereses entre los distintos Estados, que tradicionalmente ha paralizado todo intento serio de imponer racionalidad a los mercados de valores europeos.

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Rojo no ha concedido ninguna entrevista desde que abandonó el cargo de gobernador, el verano pasado. Y muy rara vez antes, por no decir prácticamente nunca. Así que el mero hecho de que haya accedido a exponer su punto de vista sobre este asunto revela su convicción de que Europa se juega el futuro con esta reforma. También el tono apasionado con el que describe la importancia de este trabajo transmite la idea de que la Unión Europea se enfrenta a uno de los retos más trascendentales desde su creación.

"En definitiva, lo que les estamos diciendo con este informe [a la Comisión Europea, al Consejo de Ministros de Economía o Ecofín y al Parlamento europeo] es que tienen que atender estos temas; y tienen que hacerlo con rapidez; les decimos que esto es una cuestión de voluntad política; si ustedes no tienen voluntad política, da igual lo que nosotros digamos, porque esto no va a salir adelante".

El comité nació por decisión del Ecofín en julio pasado, en Lisboa. Sus siete miembros han mantenido una serie de reuniones maratorianas en Bruselas, recibiendo en audiencia a más de 30 personas relacionadas con las Bolsas en Europa, y han finalizado su informe, de forma provisional, en el plazo impuesto. Pero del discurso de Rojo se desprende la sensación de que las reformas que proponen se pueden empantanar. Y eso es peligroso. "La primera reacción suele ser buena, lo difícil viene después".

De hecho, el ex gobernador cuenta una anécdota que ilustra a la perfección el espíritu burocrático que impera en Europa y que amenaza con dificultar hasta el absurdo las reformas propuestas, ya de por sí complicadas. "Como somos personas bastante sensatas, a pesar de lo que pueda parecer", comienza el ex gobernador, "en la primera reunión del comité, lo primero que decidimos fue que nos cambiasen ese nombre, lo de Hombres Sabios (Committee of Wise Men). En la siguiente reunión, recibimos la contestación".

-Es imposible, porque aparecen ustedes así, como Comité de Hombres Sabios, en las actas del Ecofín. Por tanto, no se puede cambiar. Lo que sí podríamos poner es Comité de Hombres Sabios Independientes.

-No hombre, no, déjelo. Si además de demostrar que somos sabios, tenemos que probar que somos independientes...

Sabios o no, más independientes o menos, de que las propuestas de estos siete hombres acaben implementándose dependerá en gran parte el bienestar futuro de muchos ciudadanos europeos.

Para defender esta tesis, el informe, disponible en Internet a traves de la edición digital de este periódico (www.elpais.es), aporta datos contundentes. Los fondos de inversión estadounidenses son, de media, seis veces mayores que sus equivalentes europeos. Y más doloroso aún para los bolsillos europeos, entre 1984 y 1998, el rendimiento medio de un fondo de pensiones en EE UU fue del 10,5%, mientras que en la mayoría de países europeos se quedó en el 6,3%.

"Hombre, a mí no me gusta mucho esta comparación", dice Rojo, porque en su opinión hay muchos factores, más allá de la selva legal, que explican las menores ganancias de los fondos europeos. "Pero evidentemente, una parte de esa diferencia se debe a que los fondos de pensiones están más regulados en Europa que en Estados Unidos".

La mayoría de países europeos, por ejemplo, impone un límite al dinero que un fondo de pensiones puede invertir en acciones. En Alemania, no puede invertirse en acciones más de un 30% del dinero de un fondo de pensiones.

"No nos hemos querido meter mucho en este tema", advierte Rojo. "Pero la pregunta es: ¿se van a poder mantener los actuales sistemas públicos de pensiones en el futuro? No. Y lo sabe todo el mundo. Aunque todo el mundo trate de ocultarlo. Se va a ir a sistemas mixtos, y ahí van a jugar un papel fundamental los fondos de pensiones. Bueno, pues no tengan ustedes regulados los fondos de pensiones como los tienen ahora. Con esos coeficientes. Una cosa tremenda. No puede ser".

Pero desregular no es tan fácil. Un plan para suavizar estas restricciones en Europa fracasó hace seis años, básicamente por la oposición de Francia y España, que temían perder un atractivo mercado cautivo para sus bonos del Tesoro. Igual ha sucedido con la mayoría de intentos de armonizar los mercados de valores de la UE. En general, las autoridades no sólo han contribuido al escaso desarrollo de las Bolsas europeas, sino que la descoordinación legislativa y fiscal ha supuesto un lastre añadido. Como consecuencia, el texto de los siete sabios afirma que el actual sistema es "demasiado lento, demasiado rígido, y contiene demasiadas ambigüedades e inconsistencias". Además, el ritmo de tortuga al que se introduce cualquier modificación resulta "inaceptable". En resumen, inservible si Europa quiere desarrollar un mercado bursátil efectivo, que potencie el crecimiento económico y haga frente a Estados Unidos.

"Yo me he quedado sorprendido", dice Rojo, a raíz de su participación en la elaboración de este informe. "La media de aprobación de una directiva [comunitaria] en este sector es de tres años. Otras tardan cinco; otras siete, y otras no se han conseguido aprobar en toda la vida. Y encima, no hay sanciones a los países por no adoptar una directiva".

Pero, claramente, los ciudadanos han dejado atrás a sus autoridades en este tema. Mientras Bruselas y los países de la UE se atascan en las reformas, las familias europeas han decidido que invertir en Bolsa es la mejor opción para rentabilizar sus ahorros, sobre todo en los últimos años, que han visto una caída de tipos de interés como nunca antes. Tener el dinero en una libreta de ahorro ha perdido todo su lustre, si alguna vez lo tuvo.

También poco a poco, las empresas europeas, que antes se financiaban básicamente a través de los bancos, han comenzado a acudir a los mercados en busca de dinero para crecer y competir en los mercados mundiales. Y recurren a toda Europa, a pesar de los engorros burocráticos. De las 600.000 órdenes de compra que recibió de fuera de Alemania Deutsche Telekom en su última ampliación, hace unos meses, 130.000 procedieron de España, según la compañía.

En total, las familias españolas han pasado de tener 7,6 billones de pesetas en acciones en 1990 a los más de 23 billones de que disponían en 1998, según datos de la Bolsa de Madrid. En el Reino Unido, uno de cada tres adultos posee acciones. En Alemania, el número de inversores individuales subió un 25% sólo en el año pasado, hasta alcanzar la cifra de seis millones.

"Lo que se plantea", dice Rojo, "es que el ritmo de crecimiento de los mercados es muy fuerte, y la regulación, que siempre fue insuficiente y con muchos problemas, se está quedando crecientemente retrasada".

Pero esto no sólo penaliza al bolsillo del ciudadano. También sufren las empresas, que no disponen de un amplio mercado unificado en el que financiarse con facilidad, al contrario que sus competidoras estadounidenses, lo que, a la larga, acabará dañando el crecimiento y el empleo en Europa, si no se le pone remedio.

"Esto es una gran dificultad", explica el ex gobernador. "Un señor [o una empresa] que intenta entrar por la Bolsa de Madrid, pero que quiere emitir en el ámbito europeo, se encuentra con que un folleto de emisión que en teoría debería valerle para toda la Unión, de hecho no le vale. Esto supone un engorro administrativo tremendo, unos gastos de abogados muy importantes. Y las traducciones. Por lo que nos han dicho, les cuestan un riñón". El temor a un mercado que no conocen bien también frena a las empresas. "No están nunca muy seguros de lo que va a pasar; van con miedo", explica Rojo.

Todos ellos, empresas e inversores particulares, deberían seguir con atención los avatares del informe, que mañana arranca su singladura en el Ecofín que se celebrará en Bruselas, y al que acudirá, en representación de los siete sabios, el presidente del Comité, Alexandre Lamfalussy. En España, Rojo ha enviado el texto a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), a la Dirección General del Tesoro, a las Bolsas, y al ministro de Economía, Rodrigo Rato.

Pero aparte de eso, Rojo no ha efectuado más gestiones. Cómo dice él, no ha levantado el teléfono para advertir a nadie de lo que se juega la Unión Europea si no es capaz de llegar a un acuerdo para reformar de forma radical la actual legislación sobre los mercados de valores. "Yo ya no pertenezco a la Administración", explica el antiguo gobernador del Banco de España con un gesto que lo dice casi todo. "A veces es muy sano".

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