El papel de los bosques como sumideros centra las discrepancias en la Cumbre del Clima
La conferencia se amplía un día más en un último intento de alcanzar un acuerdo
Dos semanas de negociaciones entre 180 países en la cumbre de Naciones Unidas sobre cambio climático no han sido suficientes para llegar a un acuerdo sobre la aplicación del Protocolo de Kioto de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Ayer, cuando debía concluir la conferencia y con el debate centrado en el papel de los sumideros, se decidió una prórroga oficial de 24 horas, y los principales grupos negociadores (la UE, Estados Unidos y los países en desarrollo) se preparaban para una dura noche de tira y afloja.
Inadmisible
La utilización de sumideros de carbono (las zonas que actúan absorbiendo carbono de la atmósfera, como los bosques) es el asunto que mayor enfrentamiento suscita. A ello se suma la falta de acuerdo sobre los mecanismos de flexibilidad del protocolo, la financiación y las normas sancionadoras para los países que incumplan los cuatro puntos conflictivos del borrador de conclusiones.Este documento, propuesto a última hora del jueves por el holandés Jan Pronk, presidente de la Sexta Conferencia de las Partes de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, desencadenó la fase de rechazos, declaraciones rotundas y reuniones frenéticas entre los principales grupos de interés. Como en anteriores conferencias, en Kioto y en Buenos Aires, también en La Haya ha hecho falta un día más para intentar llegar a acuerdos de última hora.
Estados Unidos ha venido defendiendo con firmeza que los sumideros, especialmente los bosques, se tengan en cuenta en el recuento total de emisiones de cada país. Este factor supondría, insistía ayer la UE, que los países desarrollados podrían reducir sus emisiones hasta un 3% menos de lo comprometido en el protocolo de Kioto. Así, la reducción general podría ser sólo un 2,2% de las emisiones respecto a 1990, en lugar de un 5,2%, como establece ese tratado. En este caso, Estados Unidos podría reducir sólo un 4% en lugar de un 7%, y la UE, en conjunto, un 5% en lugar de un 8%.
Los ministros y la comisión europeos insistían ayer en que hay demasiadas incertidumbres en el efecto de los sumideros de los bosques y de la cubierta vegetal como para firmar ya una reglamentación que podría proporcionar sorpresas desagradables en el futuro. Este asunto de los sumideros, además de otros puntos conflictivos del documento de negociación, desvirtúa de modo inadmisible el carácter y la intención del Protocolo de Kioto, advirtieron ayer los ministros de la Unión Europea.El paquete de últimas ofertas de la UE hacia los otros grupos, especialmente el grupo paraguas que incluye a Estados Unidos, consiste en mostrar flexibilidad en las limitaciones a la utilización de los mecanismos del protocolo, como los sumideros, siempre y cuando se garantice de alguna forma, que los países desarrollados obligados a reducir sus emisiones demostrasen hacer una parte importante del esfuerzo en medidas domésticas. De cara a la reglamentación del cumplimiento, los europeos también querrían que fueran contundentes las penalizaciones en caso de no alcanzar las reducciones establecidas.
En cuanto a las quinielas acerca del resultado final de la cumbre, ayer por la noche había apuestas para todos gustos. Los países en desarrollo -el G-77 más China- apoyaban gran parte de las reivindicaciones básicas europeas. La UE, según explicó el ministro español de Medio Ambiente, Jaume Matas, advirtió ayer a los otros grupos negociadores y a Pronk, que aún manteniendo su intención de ratificar el Protocolo de Kioto en 2002, no aceptaría ahora compromisos que supusieran vaciarlo de contenido, pero se reafirmó en la voluntad de negociación.
También los grupos ecologistas presentes en la cumbre como observadores señalaban ayer la contabilización de sumideros de carbono como principal agujero inadmisible por el que podrían perderse definitivamente los objetivos de reducción de las emisiones de gases que provocan el calentamiento del planeta.
Otro punto negro del borrador de Pronk para los ecologistas sería la ausencia de limitaciones cuantitativas claras para la utilización de los mecanismos (comercio de cupos de emisión, proyectos conjuntos en países desarrollados y proyectos de éstos en los países en desarrollo).
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