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Tribuna:LA CRÓNICA
Tribuna
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Jo, qué corte, macho GUILLEM MARTÍNEZ

- Captatio atentione. Si fuera una noticia, el titular de esta crónica podría ser "La literatura española se fabricó en Barcelona" o, así a lo bruto: "Un señor descubre una cosa que lo cambia todo en el siglo XV". O, incluso, "Por fin alguien dice algo que no dijo Menéndez Pelayo en el XIX". No se vayan. - Uruguay y una corte guay. La cosa empezó más o menos así. Jaume Turró Torrent, profe de literatura catalana medieval en la Universidad de Girona, se fue de cenorrio a un restaurante uruguayo de Barcelona con Rafael Ramos, profe de literatura castellana medieval en la Universidad de Girona, que se define a sí mismo como "un hombre atrapado en el cuerpo de un filólogo", su novia Laurita Fernández -un, glups, cuerpo, precariamente atrapado en una mini- y Francisco Rodríguez, joven investigador que, como verán, es el Iván de la Peña de la filología peninsular. Tras los cafés, Jaume Turró se llevó a sus amigotes hasta la calle Duque de la Victoria y, allí, les enseñó un inmueble. Jaume Turró dijo: "Aquí había un palacio. En el palacio vivía el Príncipe de Viana. Y con el Príncipe, una corte en la que había cortesanos como Joanot Martorell, el autor del Tirant. Aunque todo esto, snif, no se pueda demostrar". Días después, Rodríguez le llamaba desde el Archivo de la Corona de Aragón. "Tengo el documento. Todo queda demostrado. Me he ganado un plátano".

- Corte a medida. Le pregunto a Jaume Turró qué es una corte. Pasa la respuesta a Ramos. Ramos: "Imagínate una mierda. Ahora imagínate miles de moscas que van allá a alimentarse y reproducirse". Rodríguez interviene con otra imagen: "O, mejor, imagínate un pastel a la puerta de un colegio". Una corte, vamos, es el lugar desde donde se emite, se procesa y se recibe la literatura medieval que, a su vez, es un valor de promoción en la corte. Para estas fechas del siglo XV se desconocía corte alguna. Lo cual invitaba a ver las grandes aportaciones de la literatura catalana -Joanot Martorell, Roís de Corella, Ausiàs March-, como hongos espectaculares pero nacidos esporádicamente en diversos puntos de una corona sin corte. Gracias a este hallazgo, todo cambia. Absolutamente.

- La corte no se corta. Carlos de Viana, el pagano de la corte, era el hijo de la reina de Navarra y de Juan, futuro rey de Aragón. Cuando muere su madre, Juan impide que su hijo sea rey de Navarra. Carlos de Viana se va de Navarra por piernas, con una corte minúscula, pero quizás la más cachas, culturalmente, de la Península en aquel momento. Atraviesa Francia, llega a Milán y, finalmente, se establece en la corte de Aragón, que estaba en Nápoles. Alfonso el Magnánimo muere en ese momento. Su hermano, Juan, el padre del pupas Carlos de Viana es, por falta de sucesión, el heredero a la Corona. Carlos se traslada a Barcelona para seguir enfrentándose a su padre, ahora no por el reino de Navarra, sino por el de Cataluña, que la Generalitat, en guerra contra el Rey de Aragón, se inventa y le ofrece. En su desplazamiento a la Península, Carlos se trae a los cortesanos napolitanos, ahora en paro. Establecida en Barcelona, esa corte brillante fabrica literatura. Pero también fija cánones. Establece el canon de la literatura en catalán -Ausias March, Roís de Corella y Martorell-, pero también -las cortes eran plurilingües-, establece un canon de la literatura en castellano -fija la obra de Mena, quizás más de lo que se sospecha, y potencia a Rodríguez del Padró-. Además, trae los primeros estímulos petrarquistas a la Península y, gran sorpresa, trae el culto italiano a las poesías tradicionales. Una antigua sospecha de Francisco Rico, consistente en que el romancero, tan peninsular y cañí, era una tradición importada de Italia, queda violentamente confirmada ahora.

- Un corte a los mitos. Asisto, en la Universidad de Barcelona, a la conferencia en la que Jaume Turró presenta sus descubrimientos. La gente escucha con la boca abierta. Después nos vamos de cenorrio. Tras el cenorrio, las copas se suceden a gogó. Todo el mundo está más contento que una anchoa. Jaume Turró me explica las consecuencias del descubrimiento; a) "Existía una corte, y la literatura catalana de ese periodo se estudiaba sin esa corte. Hay que volverla a estudiar"; b) "La literatura catalana y castellana de ese periodo conviven, tienen un mismo tronco y sus centros productores son los mismos"; c) "Los textos que conocíamos ahora tienen percepciones diferentes, como el Tirant"; d) "La revolución que supuso la adopción de la poesía popular, los romances, nace aquí"; e) "Los modelos románticos no funcionan"; e.1): "Se creía que los Trastámara eran un elemento castellanizador en Cataluña, cuando queda probado que supusieron todo lo contrario"; e.2): "Las literaturas castellana y catalana de ese periodo, no se pueden estudiar por separado". "Este hallazgo tocará las narices a los nacionalistas españoles, catalanes y blaveros, je, je". "Queda otra vez probado que no se pueden plantear problemáticas actuales para estudiar el pasado".

Carmen Secanella

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