La OTAN lucha por las ondas
La Alianza, preocupada por la pérdida de espacio radioeléctrico del sector militar a favor del civil
Privatización
La Alianza Atlántica ha hecho una llamada de atención sobre las complicaciones que se producen, y que se agravarán en el futuro, a la hora de repartir las frecuencias del espacio radioeléctrico entre el sector privado y el de Defensa. Para la OTAN, es "esencial" una coordinación entre ambas partes porque "las fuerzas armadas se enfrentan a una creciente competencia del sector comercial por la atribución de frecuencias". El desarrollo de las televisiones y la implantación del sistema de telefonía móvil multimedia (UMTS) harán más necesaria a medio plazo esa coordinación."Las frecuencias radioeléctricas son una fuente escasa con un creciente valor comercial", afirma la Alianza en un informe difundido en Bruselas. Cada país, recuerda, se reserva el derecho a establecer sus normas a la hora de distribuir el espectro de frecuencias entre los sectores interesados (radio, televisión, telefonía, aviación o servicios gubernamentales), y también adjudica frecuencias concretas al sector de Defensa.
Ahora, la OTAN se muestra inquieta porque la demanda del sector comercial está creciendo muy fuertemente en los países más avanzados. Hasta hace poco, los Gobiernos de los países pertenecientes a la Alianza disponían de hasta el 90% del espacio radioeléctrico para dedicarlo a fines militares, pero el porcentaje se ha reducido ya al 50% en estos momentos debido a la creciente demanda de bandas para su utilización comercial.
La OTAN considera que sus ejércitos necesitan disponer de al menos un 30% del espacio radioeléctrico existente "para garantizar el estado de preparación operacional y la eficacia de las fuerzas armadas". En el informe, la Alianza asegura que los ejercicios militares "serían mucho más difíciles" si la OTAN no dispone del espacio radioeléctrico adecuado.
En estos momentos, la Alianza no considera excesivamente preocupante la situación, pero supone que en la próxima década pueden originarse problemas más complejos por la comercialización de nuevos sistemas de televisión o telefonía de tercera generación. Asimismo, destaca que los procesos de liberalización y privatizaciones han hecho que los Gobiernos dispongan de menos flexibilidad a la hora de repartir las frecuencias.
En ese terreno, un portavoz de la Alianza señaló que en países como España o Alemania, las grandes compañías de telecomunicaciones (Telefónica y Deutsche Telekom, respectivamente) eran controladas por los gobiernos hasta hace pocos años, por lo que existían menos problemas a la hora de distribuir espacios entre el sector civil y el militar. Su privatización ha hecho que los Gobiernos no controlen ya las bandas radioeléctricas que tenían adjudicadas esas operadoras, por lo que la situación se ha complicado mucho más en esos países.En el ámbito europeo, la coordinación sobre la distribución del espacio radioeléctrico se realiza a través de la Conferencia Europea de Telecomunicaciones. La Alianza asegura que la UE y la OTAN colaboran "con el objetivo de mantener un equilibrio entre las demandas del sector comercial y las necesidades militares", y que la Comisión Europea tiene en cuenta las necesidades militares para que no se produzcan consecuencias "nefastas" para la Defensa al dictar la política europea sobre la utilización del espectro radioeléctrico.
Los ejércitos aliados emplean un amplio sector del espacio radioeléctrico para sus sistemas de telecomunicaciones (aéreas, navales, por satélite, transmisión de datos, vigilancia y control de las bases o comunicaciones terrestres tácticas), bajo la supervisión del subcomité de Gestión de Frecuencias de la OTAN. En la actualidad, la banda radioeléctrica militar utilizada es la comprendida entre 225 y 400 megaherzios, si bien también usa bandas comprendidas entre los 2.700 y 2.900 megaherzios. En situaciones específicas, como la intervención en los Balcanes, la OTAN emplea espacios radioeléctricos determinados para esas ocasiones.
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