Clinton afirma que el mundo "no tiene motivo para preocuparse" por la crisis de EE UU

Bill Clinton no tiene prisas por conocer el nombre de su sucesor y cree que Estados Unidos y el mundo pueden permitirse un cierto periodo de incertidumbre. "No hay ningún motivo para preocuparse", dijo en la madrugada de ayer en Brunei, donde asiste a la cumbre económica anual de los países asiáticos y del Pacífico. Clinton instó personalmente al ruso Vladímir Putin y el chino Jiang Zemin, e indirectamente, a todos los líderes mundiales, a tomarse la crisis sucesoria en la Casa Blanca "de modo tan relajado como lo está haciendo el pueblo norteamericano".

En cierto modo, Clinton tiene razón. Al Gore y George Bush dieron ayer nuevos pasos en su agrio combate judicial, sin que ello alterara la vida ciudadana. No había manifestaciones callejeras, pánico en los mercados financieros o la menor crítica porque Clinton esté de gira por el extranjero. EE UU demostraba que, aunque su sistema electoral sea una chapuza, no es una república bananera ni un excitado país mediterráneo.Gore y Bush llevaron su pelea al Tribunal Supremo de Florida, mientras ese Estado meridional era un gallinero de demandas y apelaciones ante los tribunales. Los demócratas seguían centrando sus ataques en la republicana Katherine Harris, la secretaria de Estado de Florida, que, en la noche del martes, certificó que, tras dos recuentos mecánicos y a falta de escrutar los votos por correo, Bush gana allí por 300 papeletas. La oposición de Harris a terceros recuentos manuales en condados de mayoría demócrata era, según el campo de Gore, una escandalosa muestra de "partidismo".

Pero los republicanos contraatacaron y señalaron a Carol Roberts, que representa al Partido Demócrata en la comisión electoral del condado de Palm Beach. Roberts, según The Washington Post, estuvo relacionada en 1989 y 1992 con dos denuncias por corrupción en Palm Beach. El pasado sábado, según los republicanos, manipuló a favor de Gore papeletas durante un recuento manual en ese condado. Gore no quiere poner punto final a estas elecciones hasta conseguir sus resultados", declaró anoche James Baker. El apoderado de Bush en Florida denunció que los demócratas "efectúan recuento tras recuento en condados seleccionados y han presentado ya 12 demandas judiciales con el fin de alterar los resultados".

"Los demócratas están intentando robar estas elecciones", declaró el senador republicano por Tejas Phil Gramm. Interviniendo en público por segunda vez esta semana, mientras Bush guarda silencio, Gore propuso anoche una reunión entre los dos aspirantes a la Casa Blanca, "no para negociar", dijo, "sino para mejorar nuestro diálogo". Gore pareció aceptar que los republicanos consideren discriminatorio limitar el tercer recuento manual a los condados de mayoría demócrata y se declaró dispuesto a extenderlo a los 67 de Florida. El nuevo escrutinio de los seis millones de papeletas, aseguró, duraría apenas una semana.

La primera fecha límite para despejar el lío es el 18 de diciembre, cuando debe reunirse en Washington el Colegio Electoral. El Partido Demócrata estima que hasta entonces hay tiempo para "escrutar todos los votos de Florida". Recordando que él no debe ceder la Casa Blanca hasta el 20 de enero, Clinton apoya esa opinión.

Clinton demostró en Brunei cuánto ha crecido como estadista en el ejercicio del cargo y cuán superior es a los dos aspirantes a la presidencia, que se parapetan tras abogados y portavoces. Ante una reunión de ansiosos líderes de empresa de la zona del Pacífico, señaló que no hay diferencias entre Gore y Bush sobre la continuidad de la política de globalización y promoción del libre comercio. "En la cuestión de liderazgo en materia comercial", dijo, "el mundo puede descansar tranquilamente".