_
_
_
_
_

Borja de Riquer revisa la formación de las identidades catalana y española

No existe últimamente buena sintonía entre las historiografías catalana y española, según el historiador Borja de Riquer, sobre todo entre las que estudian la edad contemporánea. De Riquer cree que existe una ola de neoespañolismo que hace difícil el diálogo entre colegas. Para contribuir a él acaba de publicar Identitats contemporànies: Catalunya i Espanya (Eumo), una compilación de artículos escritos con el objetivo de "intentar explicar por qué hay distintas identidades dentro del territorio hispánico, partiendo del caso catalán".

El catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona cree que la causa de este desencuentro radica en que, después de dos décadas de normalidad democrática, "se ha regresado a ciertos planteamientos esencialistas españoles que durante años ha hecho pudor demostrar". El historiador no duda en afirmar que la ola de neoespañolismo ha aparecido "tanto a nivel mediático como a nivel académico".De Riquer presentó ayer Identitats contemporànies. Catalunya i Espanya acompañado por el economista Ernest Lluch y el historiador Joan B. Culla. En el libro, el autor viaja al siglo XIX para encontrar los momentos de formación de las identidades catalana y española, dejando al margen los casos vasco y gallego. Asimismo afirma que el advenimiento de una identidad catalana es causa y a la vez consecuencia del fracaso del proyecto de formación de una sola identidad para todo el territorio español, a imagen y semejanza de lo que se vivió en la mayoría de países de la Europa occidental, con Francia a la cabeza. De Riquer explica que el nacionalismo catalán apareció como "reacción de determinados sectores que no se sentían integrados en la idea de España como nación antigua", un tipo de nacionalismo identitario y unitarista que en el último tercio del siglo XIX barrió el proyecto pluralista del federalismo, continúa el autor.

En este sentido, el historiador afirma: "Es cierto que en 1880 los catalanistas eran cuatro gatos y que en 1900 el ambiente identitario era muy diferente al que había 20 años antes". El libro abunda en otras causas del advenimiento de diversas identidades en un solo país y del consecuente fracaso del proyecto de nacionalización español, idea que contrapone a las tesis aparecidas en libros de reciente publicación, como España. Reflexiones sobre el ser de España, publicado por la Real Academia de la Historia en 1997 y premio Nacional de Historia en 1998.

La no normalidad

Joan B. Culla resumió estas causas. Por un lado, la dicotomía entre los centros de gravedad política (Madrid) y económica (Barcelona), algo que no sucede, por ejemplo, en Francia, donde ambos centros se encuentran en París. Por otro lado, "las taras y la adulteración del sistema liberal español, en el que no había ningún partido que estuviera implantado en todo el territorio". Más allá, añadió, "el pésimo funcionamiento del instrumento nacionalizador por excelencia, la escuela", y del ejército, "que no era socialmente igualitario y al cual sólo iban los pringados".

Partiendo de esta base, De Riquer pone en cuestión la "normalidad española" y la "idea según la cual España está totalmente integrada en la Unión Europea, con un itinerario similar al de los países de su entorno". A su juicio, "a excepción del caso irlandés, a principios del siglo XX no hay otro país de la Europa occidental que no haya conseguido forjar una sola identidad colectiva", una realidad, afirma, que "últimamente se quiere tapar".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_