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RAÍCES

Editado un libro póstumo de cuentos de José María Requena

Un mosaico de anécdotas

Cuando el escritor José María Requena (Carmona, 1925-Sevilla, 1998) murió, dejó dos obras inéditas: una novela, La foto rubia, y un libro de cuentos, La soledad repartida, que su hijo Jacinto rescató del ordenador. "Yo sabía que estaba trabajando en un volumen de relatos. A diferencia de la novela, que sí la tenía en papel, los cuentos ni siquiera estaban impresos, así que me lancé a buscarlos en el ordenador", explica el hijo. Con la intención de darle difusión acudió a la Diputación de Sevilla, que ha optado por editar los 61 cuentos que aparecen en La soledad repartida, que toma su nombre del poema introductorio: "Jamás podrá tener dueño / lo que es parte de la vida. / La soledad, como el sueño, / por igual fue repartida."La novela se incluirá en las obras completas que el Ayuntamiento de Carmona va a publicar del autor, que ya ha editado el primer volumen. José María Requena, uno de los escritores que entre 1960 y 1975 formó parte del grupo de los narraluces o autores de lo que se conoció como nueva narrativa andaluza -a la que pertenecieron Manuel Ferrand, Alfonso Grosso, Vaz de Soto...-, ganó en 1969 el Premio Nadal por su novela El cuajarón. Fue director de El Correo de Andalucía de 1975 a 1978 y autor de una decena de obras, entre narrativa (Pesebres de caoba, Las naranjas de la capital son agrias...) y colecciones de relatos. También publicó un par de ensayos y tres libros de poemas.

Los relatos de La soledad repartida son historias muy breves y variadas, "cuentos jocosos con una clara raíz en la literatura andaluza del Siglo de Oro que cultivaban Juan de Mal Lara, el padre Farfán o Juan de Arguijo", explica Rafael de Cózar, filólogo, escritor y amigo de Requena, que ha prologado la obra. "Es un mosaico de anécdotas breves que reflejan la tensión entre la alegría y el drama tan frecuente en Andalucía", dice Cózar, que considera estas pequeñas historias un precedente del realismo mágico.En su opinión, una de las claves de los relatos del escritor carmonense es el humor, "más por el enfoque que por la anédota en sí, que refleja muy bien ese modo de ver andaluz". Un sentido del humor muy alejado de lo que se entiende por gracioso, resalta, y "del folclorismo y la superficialidad tópica que, por desgracia, algunos autores han contribuido a crear".

Cózar piensa que La soledad repartida es tal vez uno de los libros que mejor revelan la personalidad literaria de Requena, "desde su capacidad para el humor hasta la soledad, el dolor y, sobre todo, la ternura", y cree que su publicación puede ser síntoma del interés en recuperar la obra de un autor al que, como a muchos de la generación de los años cincuenta, el hecho de vivir en Andalucía condenó al desconocimiento y a un olvido injusto.

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