Barak ordena al Ejército una ofensiva de castigo contra los palestinos
Ehud Barak apretó ayer el botón rojo. El primer ministro israelí y responsable de la cartera de Defensa ordenó al Ejército lanzar una nueva ofensiva contra los palestinos. La orden fue impartida poco después de que se conociera la muerte de tres israelíes en una emboscada perpetrada por francotiradores a las afueras de la ciudad autónoma de Ramala. La embestida de las tropas alejará aún más la posibilidad de un diálogo entre las dos partes, a pesar de los titánicos esfuerzos del presidente norteamericano, Bill Clinton, por convocar una conferencia antes de que acabe el año.
El Ejército de Israel decidió imponer a partir de la medianoche de ayer el estado de sitio a todas las zonas de Cisjordania en las que rige la autonomía palestina. La muerte de los tres israelíes se produjo en los alrededores del asentamiento de Ofra, al norte de Ramala, donde un grupo de francotiradores palestinos dispararon contra un turismo y un autobús del Ejército que transitaban por la carretera principal. En el tiroteo resultó muerta una colona, profesora de uno de los asentamientos cercanos, así como otros dos israelíes, presumiblemente soldados. En la misma operación fueron heridas otras siete personas.Los responsables del ataque huyeron precipitadamente del lugar, refugiándose en el interior de la ciudad de Ramala, calificada zona A (bajo la administración de Yasir Arafat y a la cual le está vedada la entrada al Ejército israelí), según aseguraron testigos presenciales. La operación de los francotiradores palestinos parece responder a una consigna lanzada en las últimas horas por los dirigentes de la Intifada, que han dado orden de asediar y acosar los asentamientos judíos de Cisjordania y Gaza.
Horas después de que se produjera este incidente, un camionero israelí era asimismo abatido por tiradores palestinos en una carretera de Gaza como respuesta directa a la muerte de tres jóvenes árabes en la zona, entre ellos el sobrino de un alto responsable de los servicios de seguridad de Arafat.
"La respuesta será específica, sabemos quién ha llevado a término estos ataques", aseguró un colaborador de Barak, sin dar más detalles. La operación punitiva hace tiempo que se encontraba preparada e incluso hace dos semanas estuvo a punto de ponerse en marcha. En el último minuto la orden quedó congelada como consecuencia del acuerdo de alto el fuego al que llegaron el ministro israelí de Cooperación Regional, Simón Peres, y el presidente palestino.
La orden militar de Barak no sorprendió a los palestinos, ya que durante todo el día de ayer miembros de su Gobierno estuvieron profiriendo advertencias contra los responsables de la Intifada, dando muestras de que su paciencia había llegado al límite. El más claro de todos en hablar fue el portavoz del Ejecutivo, Moshe Fogel, que a media mañana había asegurado a la prensa internacional que "Israel se reserva el derecho de responder a los terroristas". Fogel recalcó que los palestinos habían provocado 1.300 incidentes armados desde el principio de la nueva Intifada, el pasado 28 de septiembre. El emisario de Barak añadió que en los últimos días los ataques se habían incrementado en las localidades de Belén, Hebrón y Ramala, todas ellas en Cisjordania.
La decisión de Barak aleja aún más cualquier posibilidad de una negociación con los palestinos y amenaza con bloquear la iniciativa de Clinton, que en las últimas horas ha empezado a barajar la posibilidad de celebrar una nueva cumbre entre los dos beligerantes en Washington.
Por su parte, los 56 países miembros de la Organización de la Conferencia Islámica, reunidos en una cumbre extraordinaria en Doha (Qatar), invitaron ayer a todos los países musulmanes del mundo a romper sus relaciones con Israel.
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