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Barcelona se compromete a construir 2.800 viviendas para alquilarlas a jóvenes

El Ayuntamiento de Barcelona ha adoptado el compromiso firme de construir 2.851 pisos de alquiler, diseminados por los 10 distritos de la ciudad, para alquilarlos a jóvenes. Los solares elegidos para tal fin son en su mayoría de propiedad municipal y están calificados como equipamientos por el Plan General Metropolitano. Los trámites urbanísticos que permitirán levantar estas viviendas, cuya superficie tendrá entre 50 y 60 metros cuadrados, comenzarán este mes si, tal como se anunció ayer, se aprueba el proyecto en la próxima sesión plenaria municipal.

Para financiar la inversión, que ascenderá a unos 20.000 millones de pesetas, el gobierno municipal espera beneficiarse de las ayudas que el plan de la vivienda destina a este tipo de construcciones sociales, además de aportar recursos propios. Las 27 promociones, previstas para jóvenes en edades comprendidas entre 18 y 30 años, suman un total de 47.371 metros cuadrados de superficie construida. El alquiler de estos pisos se decidirá en función de la superficie y su situación, pero los gestores municipales avanzan que podría oscilar entre 25.000 y 41.000 pesetas.Para atender la demanda de un sector social que encuentra serias dificultades para independizarse de su familia, debido a la imposibilidad de pagar las altas cantidades que pide el mercado libre por el alquiler de un piso, el gobierno municipal ha decidido impulsar una nueva calificación urbanística que denomina 10hj.

Viviendas diferentes

Al presentar ayer el nuevo proyecto urbanístico, el alcalde de Barcelona, Joan Clos, insistió en que se trata de una nueva tipologia de pisos de unas dimensiones más reducidas de lo habitual, pero con capacidad suficiente para dar cobertura a las necesidades de una persona sola o de una pareja. Estas viviendas pretenden cuidar mucho la calidad de unas edificaciones que dispondrán además de espacios comunes, tales como salas de lectura, lavandería y polideportivos.

Si se cumplen los plazos anunciados, los primeros pisos podrían entregarse dentro de dos años o dos años y medio. Entre los que se consideran de ejecución inmediata figura el paquete de 350 viviendas situadas en una parte de la porción de terrenos calificados como equipamientos de la antigua fábrica textil de Can Batlló, situados en el distrito de Sants, junto a la plaza de Cerdà.

Los barceloneses que estén interesados en solicitar un piso de alquiler deberán reunir una serie de condiciones tales como no ganar más de 2,5 veces el salario mínimo interprofesional -en la actualidad está fijado en 71.000 pesetas-, residir de forma habitual en Barcelona y tener entre 18 y 30 años. La duración máxima de los contratos de alquiler de estos pisos será de cinco años.

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Para contribuir a atender la demanda creciente de los jóvenes de la ciudad que desearían quedarse a vivir en ella, pero que con frecuencia se ven obligados a marchar en busca de precios más asequibles, Clos hizo ayer una defensa a ultranza de la rehabilitación como la vía más ventajosa tanto para el ciudadano como para la Administración. En este sentido dijo que a Barcelona le conviene "una política contundente de rehabilitación", lo cual favorecerá a los jóvenes y, además, contribuirá a mantener un equilibrio demográfico en el centro histórico. Clos criticó la escasez de recursos que la Administración central destina a estas acciones. Este dinero escaso, según el alcalde, se gasta en el primer trimestre del año entre los muchos ayuntamientos candidatos a recibirlo. Reiteró que ésta es la vía correcta para afrontar el problema de la escasez de vivienda, pero reconoció que cuando llega el momento de aprobar inversiones, la mayor parte del pastel siempre se la quedan las viviendas de nueva construcción.

La gestión de los apartamentos para jovenes correrá a cargo del propio Ayuntamiento, a través del Patronato Municipal de la Vivienda, de otras sociedades públicas o mediante convenios con empresas privadas y cooperativas sindicales. Xavier Casas, teniente de alcalde de Urbanismo, ha explicado que también se estudia la posibilidad de recalificación de terrenos propiedad de particulares y que ahora están calificados de equipamientos si los destinan a construir pisos para jóvenes.

El pasado mes, la Generalitat presentó un plan parecido para facilitar el acceso a la vivienda de los jóvenes y, con ello, posibilitar su independización familiar. Pero, en el caso de la Administración catalana, la diferencia radica en que se ofrecen créditos blandos a los propietarios de pisos vacíos para que los rehabiliten y después los alquilen a jóvenes.

Joan Guerrero

Luces y sombras

Entre las parejas y los jóvenes que habitan algunos de los pisos de alquiler de la promoción de 441 casas que el Patronato Municipal de la Vivienda construyó hace dos años en Barcelona causa gran extrañeza que muchas de estas viviendas continúen todavía deshabitadas.Quienes viven en los pisos del barrio Baró de Viver (Sant Andreu) no se explican que, con una demanda altísima de alquileres a precios módicos como la que hay en Barcelona, la gente se dé tan poca prisa en ocupar los pisos que siguen deshabitados. Entre los residentes en los bloques que se asoman a la Ronda de Dalt hay opiniones para todos los gustos: algunos usuarios encuentran a faltar acabados de mejor calidad y otros, por el contrario, dicen estar encantados con sus viviendas.

Las expectativas despertadas por la promoción de los 441 pisos del Ayuntamiento eran enormes por ser las primeras viviendas construidas con materiales ecológicos y porque estaban destinadas a ciudadanos jóvenes, un segmento de población que la municipalidad se ha propuesto mimar para que no abandone Barcelona a causa de la carestía de la vivienda de alquiler. De ahí que ahora algunos matrimonios jóvenes que residen en los pisos de Baró de Viver puedan comparar con conocimiento de causa y ver qué hay de cierto de cuanto se les prometió y lo que después encontraron.

Entre los aspectos más criticados por los jóvenes inquilinos figura una serie de desperfectos que han ido apareciendo con el tiempo, de los que ya han dado aviso para que sean reparados.

Algunos comentan que les parece muy bien el uso de materiales ecológicos, pero añaden que los constructores podían haberse fijado también en otros aspectos como el aislamiento acústico de los pisos. Muchos se quejan de que oyen perfectamente todo lo que hacen sus vecinos.

Todos reconocen, en cambio, que el precio del alquiler es realmente módico: entre 24.000 y 41.000 pesetas mensuales, una cifra muy inferior a la del mercado.

Los bloques de Baró de Viver llaman la atención por su forma y por el color azul de la fachada que da a la Ronda de Dalt. Se trata de unos bloques de diseño atractivo que, en cualquier caso, no pasan inadvertidos.

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