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La presión fiscal en España entre 1996 y 1999 subió el doble que en la Unión Europea

El nivel impositivo creció 2,5 puntos y es la tercera subida más grande entre los países de la OCDE

El PP ha basado gran parte de su discurso en la bajada de impuestos, pero la presión fiscal, realmente, lo que ha hecho es subir. La presión tributaria aumentó en España 2,5 puntos desde 1996 a 1999, los años de la primera legislatura del PP. Esta subida del porcentaje del producto interior bruto (PIB) que se queda el Estado es la tercera más grande de los países de la OCDE, sólo superada por las de Turquía e Islandia. Además, duplica la media de incremento de los países de la UE (1,2 puntos), según se desprende del último informe de la OCDE sobre ingresos públicos.

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Recaudación récord

De acuerdo con el criterio utilizado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la recaudación fiscal suma tanto los impuestos del Estado propiamente dichos como las cotizaciones a la Seguridad Social. El incremento de la presión tributaria en España está por encima del que registró la media de los países agrupados en la organización, que fue del 0,8%. Por su parte, la media de los países de la Unión Europea en ese mismo periodo fue del 1,2%, la mitad que en España.La presión fiscal ha crecido en España a lo largo de toda la etapa democrática, para acercarse al modelo de la gran mayoría de los países de la UE. Tras esa continua fase de crecimiento, la presión fiscal se estabilizó e incluso inició un suave descenso a mediados de los años noventa. De cada 100 pesetas producidas en España en 1989, el Estado se llevaba 33,1, porcentaje que bajó al 32,6 en 1996.

Menos tasas

Tras las elecciones generales celebradas en ese año, que pusieron fin a la etapa socialista, el Gobierno de centro-derecha del PP ha incrementado la parte de la riqueza nacional que recauda el Estado, hasta alcanzar el récord el año pasado: de cada 100 pesetas del Producto Interior Bruto del año 1999, el Estado obtuvo 35,1.La presión tributaria registrada en España se compone de 12,3 puntos en concepto de cotizaciones a la Seguridad Social; 10,5 puntos por impuestos indirectos (sobre bienes y servicios); 9,9 puntos a través de impuestos sobre la renta y sobre los beneficios de las empresas; y 2,3 puntos por impuesto sobre el patrimonio y otros.

España es uno de los siete países -junto con Austria, Checoslovaquia, Francia, Alemania, Japón y Holanda- en que las cotizaciones de la Seguridad Social constituyen "la principal fuente de recaudación de las Administraciones Públicas", dicen los autores del informe, que señalan una tendencia distinta a la de algunos países escandinavos o anglosajones de la OCDE, en que los gastos de Seguridad Social se financian a menudo directamente con impuestos generales del Estado.

Pese al ritmo de incremento global de la presión tributaria, España se mantiene por debajo de la media. En 1998, último año del que se dispone de datos homologables, el conjunto de la zona OCDE tuvo una presión fiscal media del 37%, que se elevó al 41,3% si sólo se tiene en cuenta a los países de la Unión Europea.

Sigue siendo cierto que la gran mayoría de países de alto nivel de desarrollo y bienestar coincide con niveles importantes de presión tributaria -no así Estados Unidos, que continúa por debajo de la media-, que en Suecia alcanza nada menos que el 52,1%, sobrepasando a Dinamarca, que con el 50,6% es el segundo país en que la presión tributaria afecta a la mitad de la riqueza nacional. Otros tres países europeos -Finlandia, Francia y Bélgica- superan el 45%. Austria alcanza el 44,3% e Italia el 43%. Holanda ha recortado de forma sensible su presión fiscal, que está ahora en el 40,3%, la bajada más importante en el ámbito de la UE. Alemania llega al 37,7%, y Reino Unido al 36,6%.

La vasta serie de estadísticas contenida en el informe de la OCDE permite observar que, en el conjunto de sus países, la media de presión tributaria -comprendidas las cotizaciones de Seguridad Social- pasó del 25,8% del PIB en 1965 al 37% en 1998.

La mayor parte de esos países ha reducido las tasas de impuestos sobre la renta de las personas físicas y sobre los beneficios de las empresas, aunque la incidencia de esas reformas se ha visto limitada por una reducción o supresión -según los casos- de las deducciones fiscales.Las diferencias siguen siendo muy importantes. "Esas medias que se refieren al conjunto de la zona de la OCDE tienden a disimular la gran variedad de las prácticas fiscales nacionales", advierten los autores del informe. Así, en una perspectiva a largo plazo, las retenciones fiscales en relación con el PIB han aumentado mucho más moderadamente en Canadá, Estados Unidos y México (del 25,4% en 1965 a 27,5% en 1998) que en los países europeos.

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